martes, 1 de julio de 2008

Ponencia

- 1 -
Nombre y Apellido: Javier Pablo Marotte
Afiliación institucional: Centro de Estudios Avanzados (Doctorado en Ciencia Política) -
Universidad Nacional de Córdoba
Correo electrónico: javiermarotte@gmail.com
Propuesta temática: Derecho - Ciudadanía - Democracia
Título de la ponencia: Malestar, crisis y reformulación en las democracias sudamericanas.

ABSTRACT
El malestar en las democracias sudamericanas en su grado de crisis severa, puso fin a la etapa
de la subsunción de la democracia en el mercado y alumbró una nueva fase en tránsito, la
cual conceptuamos como “de las democracias descolonizantes”. El interés que nos mueve en
este trabajo es, el de analizar las distintas salidas de los autoritarismos sudamericanos que
crearon en el imaginario colectivo la idea de la democracia como superadora de todos los
problemas.
En época del malestar en la democracia, los sistemas políticos concibieron soluciones
institucionales de despareja prolijidad. Empero, no se interrumpió la democracia electoral,
aunque comenzaron a evidenciarse demandas sociales y a exigirse una democracia de
ciudadanos. Estableceremos nuestra postura sobre la Teoría del Malestar Democrático,
efectuando una revisión de la discusión conceptual al respecto. Ello lo haremos sosteniendo la
inexistencia del modelo único de democracia; mediante un análisis “descolonizado”, cabe
decir pensado desde una visión latinoamericana no eurocéntrica.
Finalmente, estableceremos una una categorización del malestar en la democracia y
conforme a su intensidad podemos graduarlo de menor a mayor en: a) insatisfacción con la
política; b) desafección de la política; c) desafección democrática y; d) crisis de malestar
exacerbado.

Malestar, crisis y reformulación en las democracias sudamericanas
A) I.- Introducción al problema: A casi treinta años de la primera restauración democrática
latinoamericana -Ecuador, 1979-, la confianza inicial de la población, comenzó a erosionarse,
principalmente ante la mala marcha de la economía y la explosión de innumerables casos de
corrupción en los gobiernos, parlamentos, poderes judiciales y partidos políticos. Ese lazo de
afección que existiera entre la base ciudadana y la elite política parece haberse resquebrajado.
O´Donnell (2004) las ha caracterizado como “democracias de baja intensidad”. Aún
apoyando la mayoría de los habitantes a la democracia como forma imperfecta de gobierno,
por encima de cualquier otra; el nivel de credibilidad de las instituciones resulta
- 2 -
insatisfactorio (Norris, 1999; Pharr y Putnam, 2000; Paramio, 2002). La ciudadanía cree que
el sistema partitocrático, fuera de resolver mediante mecanismos de integración los problemas
que genera el pluralismo ideológico, carece de permeabilidad y presenta una grave fatiga de
los materiales intangibles con los que se construye una buena representación de la voluntad
popular en las instituciones. Sencillamente, los electores no están seguros de que la clase
dirigente sienta y padezca como lo hacen ellos; que sus inquietudes sean las que la dirigencia
presenta como tales y que sus aspiraciones sean las prioritarias en la sociedad (Zarzalejos,
2007).
En la Región el número de los países que apelan a la legitimidad democrática y que le
pagan tributo organizando elecciones libres y competitivas, es casi unánime. La sociedad civil
es activa y dotada de energía, la prensa va logrando mayores márgenes de libertad, los
partidos opositores organizan campañas efectivas y triunfan en los comicios. Pese a estos
avances, en el informe del PNUD 2004 “La democracia en América Latina” se advierte un
sentimiento creciente de desengaño entre los ciudadanos y una baja estima hacia las
principales instituciones democráticas en muchos países (Latinobarómetro, 2006; IDD Lat,
2004 y 2006; Lander, 1997)1. Una proporción elevada de la población es escéptica respecto de
la idoneidad de sus gobiernos y cree que la democratización ha hecho muy poco por ellos. En
algunos casos, el descontento popular se ha transformado en inestabilidad política y social.
Aunque el citado informe del PNUD revela grandes segmentos insatisfechos con el estado de
la democracia -a pesar de que se la prefiere por principio-, deja claro que buena parte del
malestar ha de atribuirse a las condiciones económicas, la desigualdad, la inequidad y la
exclusión social.
En América Latina se insinúan hoy tres paradojas: hay más democracia, pero se
cuestiona su capacidad de mejorar las condiciones de vida de los habitantes; hay crecimiento,
empero la pobreza se encuentra en niveles altos; se han realizado reformas económicas,
aunque los resultados no son los esperados. A pesar de las crisis, los países siguen buscando
vías ajenas al autoritarismo o al militarismo, sosteniendo aún en niveles precarios -en algunos
casos- sus instituciones democráticas (IDD-Lat 2004). Los ciudadanos, que podemos
catalogarlos de “demócratas insatisfechos”, han comenzado a diferenciar entre la democracia
1 El malestar en la democracia no es un arquetipo latinoamericano, en Europa se materializa a través de dos vías:
la abstención y el voto a los partidos de extrema derecha. (Boucq y Maesschalk, 2005; Lorent, 2006) “La escasa
participación de los ciudadanos en las diferentes consultas electorales se debe, más que al exceso de confianza,
al cansancio de la gente de cierta política, la de una democracia de muy baja intensidad”. La corrupción, la
confrontación y el todo vale producen un desencanto general (Caballero, 1997). Dalton y Wattenberg (1993)
también señalan como segundo síntoma de la fase de desalineamiento a la participación electoral decreciente.
- 3 -
como sistema de gobierno y el desempeño de los gobernantes en particular. Las democracias
no parecen peligrar, pero existe en ellas una debilidad estructural (Latinobarómetro, 2005), ya
que se instalaron en sociedades altamente desiguales y con fuerte corrupción (García y Díaz,
2006).
El malestar puede devastar la democracia si está alejado de la participación política y si se da
sin una organización de la legitimidad. Pero en si mismo, puede ser positivo o edificante
porque la democracia no radica sólo en la organización de los poderes, sino igualmente de
contra poderes (Rosanvallon, 2007).
Podemos resaltar varios indicadores de crisis del sistema político, particularmente
significativos desde la segunda mitad de los años noventa, como por ejemplo: decadencia del
sistema tradicional de partidos; emergencia de líderes y de movimientos que representan, bajo
las banderas antipartidarias y antipolíticas, la aspiración de transformaciones radicales en el
seno de la sociedad; creciente abstención electoral; la desconfianza hacia las élites de una
parte importante de los ciudadanos; erosión del sentimiento de proximidad frente de los
partidos tradicionales y otras instituciones representativas; declive de la confianza en los
gobiernos o aún, el desafecto ciudadano hacia la política. Una de las principales preguntas que
anima esta tesis es precisamente la de saber si todos estos factores son expresiones de un
malestar que crece en el seno de la sociedad sudamericana, de la crisis de la representación, o
sencillamente de la quiebra del sistema político.
Observaremos las condiciones históricas, políticas y sociales que modelaron de modo
determinante las severas crisis institucionales, así como sus resultados en: Argentina, 2001-
2003; Bolivia, 2003-2005; Paraguay, 1999-2003 y Perú 2000-2001. Las variables políticas
serán privilegiadas con relación a los determinantes culturales o económicos, a fin de explicar
el malestar en las democracias desde fines de los ´90. El estudio no habrá de soslayar las
particularidades sociales, económicas y culturales de la sociedades sub examine, ni tampoco
los efectos de la coyuntura internacional.
Nuestro trabajo aspira a dar respuesta a varias preguntas: ¿cómo podemos explicar la
crisis política que se desencadena particularmente desde 1999? ¿Cuáles son las causas del
malestar en la democracia? ¿Fue puesto en peligro el régimen democrático? ¿Cómo
llegaron al poder los presidentes interinos? ¿Qué puede destacarse de sus estilos políticos?
¿Cuál fue el impacto sobre el proceso de democratización? ¿Por qué el sistema de partidos
no fue capaz de hacer frente a desafíos con los que se topó la democracia? ¿Hay una razón
que explica el hundimiento o desinstitucionalización del sistema partidista?
II.- Antecedentes sobre el malestar de la democracia
- 4 -
Para Schumpeter (1952) el malestar y la falta de confianza en torno a la democracia es
consecuencia de haber esperado de ésta aquello que no puede dar. Para fortalecer a la
democracia considera necesario reconocer expresamente que la democracia no es un orden
social, y que no se le puede exigir resultados.
El modelo que se apoya en los pilares de la democracia liberal y el estado social de derecho,
tiene cada vez más insuficiencias y las disfunciones de su ejercicio son tan numerosas (Savès,
1993), que han llevado a un menosprecio y depreciación de la democracia representativa. El
deterioro de la participación política, el sectarismo partidario, la corrupción en todos los
niveles y la ausencia de perfiles claramente diferenciados de las diversas opciones políticas,
son algunas de las causas de este proceso de rechazo. Desafección que ha asumido dos
formas: la tesis del desencanto democrático, expuesta por Hermet (1994) y desarrollada por
Perrineau (2003); y el desconcierto creado por la multiplicación de nuevas adjetivaciones de
la democracia: procedimental, de opinión, de mercado, industrial, post-totalitaria,
electrónica, deliberativa, consociativa, etc.
En la Ciencia Política (Bok ,2001; Lipset, 1995; Robinson, 1973; Stiglitz, 2002), este
malestar ha sido relacionado desde perspectivas muy diferentes con aspectos tales como
crecimiento excesivo del Estado, pérdida del capital social, aumento de la brecha social,
debilidades de la cultura cívica y la globalización. Los autores identifican como causas del
malestar y desafección de los ciudadanos ante las instituciones democráticas y su
funcionamiento efectivo: el fin del mundo bipolar; el impacto de la globalización sobre la
capacidad real de los gobiernos; la ocupación de anteriores espacios de poder nacional por
parte de los mercados financieros y los organismos multilaterales o supranacionales; el
achicamiento de las diferencias ideológicas; el efecto deslegitimador y trivializador de la
política de los medios audiovisuales al promover el entretenimiento de la audiencia; la menor
de relevancia de los partidos políticos; la elevación del nivel educativo; la disolución de las
culturas partidarias como consecuencia del cambio social; la pérdida de la función
deliberativa de los parlamentos; el alejamiento creciente de los políticos respecto a las
preocupaciones y problemas sociales; el crecimiento de los índices de desempleo e inclusive
la precarización, inestabilidad y descualificación de los puestos de trabajo; el mal desempeño
económico de los países; la frustración de las expectativas de los ciudadanos, el menoscabo y
subversión de sus prioridades; el incumplimiento de las promesas de prosperidad; la
apropiación de recursos públicos por parte de los dirigentes políticos y los gobernantes; el
resultado de las privatizaciones de los años ´90 (Paramio, 1999d y 2002a); el manejo ineficaz
de los asuntos políticos y económicos, las tensiones al interior de los poderes del Estado, la
- 5 -
erupción de la violencia, sea de origen político o social; la erosión de la legitimidad
democrática y una ciudadanía inconclusa (Miró Quesada, 2005).
Los orígenes, según Murray (2000), se asientan en que los gobiernos apoyan las
mismas políticas que habían prometido cambiar. Los diputados votan como el líder de su
partido, a pesar de la voluntad de la gente que representan y a veces hasta en detrimento de los
intereses de sus electores. Los escándalos políticos demuestran, cuan fácil de utilizar es el
sistema para servir a los intereses privados. Como nuevo elemento en ascenso, señala el
sentimiento de que los gobiernos son incapaces de defender a los ciudadanos contra las
fuerzas económicas internacionales que buscan controlar la vida. Mientras que Gutiérrez
Sanín (2003) por su parte, estima que el malestar en la democracia tiene su principio en las
enormes expectativas que en ella se fincaron. García Montaño (2004), sostiene que la
democracia trajo algunas transformaciones en la cultura política de los ciudadanos, empero no
ha podido cristalizar en una auténtica cultura democrática, debido a la insatisfacción existente
respecto a las esperanzas generadas.
Algunos autores tratan de encontrar en la juventud, el origen de la desafección y
desalineamiento partidario (Inglehart, 1997; Krischke, 2000 y 2004; Dalton, 1984). Moreira
(2000) localiza las causas del malestar en la democracia en la menor integración
socioeconómica y político cultural de los jóvenes y las mujeres, lo cual conduce a una mayor
desafección y desconfianza de la política; a pesar, del elevado conocimiento e identificación
partidaria del electorado.
El tema ha sido abordado académicamente en las últimas tres décadas: Huntington (en
Crozier, Huntington y Watanuki, 1975) advierte cierto “malestar democrático” (democratic
distemper) cuando el pueblo demanda más del gobierno y al mismo tiempo cuestiona la
autoridad ya establecida, resultando así el gobierno “sobrecargado” por las demandas
populares que se le han impuesto. Cuando excesiva gente participa demasiado, hay una
“avería en la democracia (breakdown of democracy)2”. Reconoce que un minimun de
democracia puede ser peligroso. Con la poliarquía la élite otorga al pueblo el derecho a votar.
El peligro está en que ello puede llevar al pueblo a pensar que también debería tomar las
decisiones. Atribuye el “malestar de la democracia” a una periódica “pasión debido a [sus]
creencias fundamentales” (creedal passion) que aflige al electorado. Ello ocurre cuando la
gente se deja llevar por sus valores democráticos hasta el punto de querer participar de verdad
(actually) en la toma de decisiones.
2 Entendida como pérdida de control social por una élite incapaz de contener la participación popular dentro de
los parámetros seguros de la política electoral.
- 6 -
Bobbio (1984a) expone que los problemas de las democracias contemporáneas son las
llamadas «paradojas», es decir, las tensiones o contradicciones internas de la propia
democracia y sus “promesas incumplidas”, o sean las fallas de la democracia debidas a
obstáculos imprevistos o a procesos históricos específicos3. Al hablar de promesas no
cumplidas, Bobbio está confrontando un modelo ideal de democracia con la realidad, siempre
imperfecta con respecto de cualquier modelo ideal. Sus análisis, pretenden ser puntualmente
una descripción realista de lo que ha sucedido en el proceso de democratización en el último
siglo y de las dificultades con las que se encuentra la democracia en el paso de lo que se
concebía como “noble y elevado” a la “cruda realidad” (1984b: 294).
Lechner (1997) asevera que la "crisis de la política" debe ser analizada en tanto expresa
un malestar con la política, el cual tiene una doble faz: por una parte, parece estar expresando
la inercia de ciertas imágenes antiguas y obsoletas respecto de la política. El malestar
representa una visión defensiva de lo que fue, frente a nuevas formas y procesos políticos que
no son inteligibles en código antiguo. También tiene una cara crítica que indaga los nuevos
significados que ostenta la política hoy día. Junto con la transformación de la política ocurre
una metamorfosis de la democracia; porque al cambiar el contexto, también lo hace el
significado de la democracia, porque no es único e inquebrantable.
Según Godoy Arcaya (1998), el malestar existente con las democracias representativas
puede ser expresado y sintetizado a través de las siguientes cuatro manifestaciones sociales:
1) El descontento existente por la tendencia de las elites gobernantes a adoptar conductas oligárquicas
y comportarse como una minoría que toma decisiones autónomas carentes de transparencia y fuera de
todo control ciudadano.
2) El alto grado de desinterés por los asuntos públicos de un gran número de ciudadanos, expresado
mediante la abstención electoral, el abandono de los partidos, el menosprecio de la política y la
reducida participación general en el ámbito público.
3) En relación con el elevado desinterés, el bajo nivel de conocimiento general de los ciudadanos
sobre las cuestiones que afectan a la esfera política, que por su complejidad se hacen inaccesibles al
elector común.
4) El reclamo de grandes grupos que se consideran excluidos, marginados y no representados
adecuadamente en el sistema, y su demanda por nuevos procedimientos de participación y
representación.
Ludolfo Paramio, ha argumentado que la pérdida de confianza en los partidos puede
haber dado lugar a un nuevo tipo de elector, el votante frustrado (Paramio, 1999b)4, el cual
3 Pizzorno (2005) al referirse a “las imposibilidades de la democracia” las sustenta en la ilusión de la voluntad del
pueblo y de la auto-realización de la persona.
4 La frustración aparece cuando las expectativas de los electores no son satisfechas, y cuando dichos electores no
ven alternativas razonables a las que acudir en busca de soluciones (González Fuentes, 2006). La conducta
frustrada se caracteriza por ser aleatoria y puede desarrollarla un actor, cuando la estrategia seleccionada por
ofrecer los mejores resultados, en este caso por los partidos políticos, deja de hacerlo a partir de un determinado
momento (Eckstein, 1991).
- 7 -
advierte que los mecanismos democráticos no le permiten satisfacer sus demandas. La
frustración se tradujo en agresividad frente a la necesidad de elegir entre opciones igualmente
malas. El hilo conductor que une todos los síntomas del malestar frente a la política
democrática es la pérdida de confianza social en los gobernantes, los partidos y la política en
general (Ibíd., 2000:23). De modo global, Paramio (1999c) pondera al actual proceso de
desconfianza como la combinación de dos fenómenos: “a) las transformaciones sociales (en
particular de la comunicación social) y, b) las frustraciones sociales a causa de la crisis del
modelo de posguerra” y en lo que América Latina atañe por “las limitaciones de los
gobiernos para resolver los problemas sociales en una situación de plena movilidad de
capitales” (Ibíd, 2002a).
Florisabel Rodríguez (2002) sostiene que:
“El paradigma del malestar es una visión pesimista que relaciona hechos cotidianos con el disgusto,
la desconfianza, la frustración y la inseguridad que imperan actualmente en el campo político. Se
utilizan palabras y estereotipos que interpretan el malestar, lo reproducen y obstaculizan la
construcción de una salida. Se establece una suerte de círculo vicioso desesperanzado que desvaloriza
la forma de ser y la capacidad de solucionar los problemas colectivos de los ciudadanos y muy
especialmente de los líderes políticos. Sustantivos y expresiones tales como corrupción, burocracia,
ingobernabilidad, falta de liderazgo, mano dura, inseguridad ciudadana, pactos, falta de
participación, crisis de partidos, crisis económica, se utilizan en forma extendida...”
Henriques (2002) focaliza el malestar en la democracia en la crisis del desarrollo, las
reformas hechas para adaptar Brasil al neoliberalismo, los efectos locales de crisis financieras
internacionales, la pérdida progresiva de la capacidad de inclusión social y de resolución de
nuevas y antiguas graves desigualdades (sociales, regionales, raciales). Describe al malestar
en la democracia como herencia maléfica del período autoritario, que fue acentuada, muy
especialmente, en los tiempos del privatismo y degradación programada de la esfera pública.
El malestar en la democracia se origina en el hecho que se escinde el mundo de la
política profesional de "lo político" (Mouffe, 1999); es decir, de relaciones de fuerza y de
conflicto que no se hallan en el Congreso, sino en la sociedad; hay instituciones sin adhesión
social y separadas de esa realidad polarizada y fragmentada; sociedades premodernas que no
entienden o no les convienen las nuevas reglas. Otros estudios que intentan desentrañar los
orígenes y que brevitatis causae omitimos son: Perrineau (2006); Gurrutxaga (2005); Bodei
(2005 y 2006); Caille (2005); Kalberg (2005); Dewitte (2005); Magalhaes (2005); Tafani
(2005); Gauchet (2004); San Juan Victoria (2003); Vázquez García (1998); Bruckner (1992).
Estefanía (2004) y Kemel George (2006) indican balances notables en el desarrollo de la
democracia latinoamericana desde fines de los ´90 y la resolución en democracia de crisis que
otrora hubiesen quebrado las instituciones. Empero, emergieron fragilidades como el
languidecimiento de la democracia, su falta de profundidad y calidad, como consecuencia de
- 8 -
su mero carácter electoral, sin construir una democracia de ciudadanos5. No obstante que
varios presidentes no finalizaron su mandato y las clases políticas tradicionales fueron
desplazadas en diversos países, los procesos de integración regional avanzaron decididamente
y se produjo el acceso al gobierno de movimientos políticos de izquierdas, antes excluidos. La
combinación de democracia y pobreza extrema produce “insostenibilidad, desestabilización e
incertidumbre política.” Por ello, hay malestar por la carencia de empleo, bajos ingresos,
corrupción, impunidad y servicios deficientes. Resendiz (2006), plantea que en democracias
como México, pese a la onerosidad del sistema político, se palpan crecientes malestares con
los balances democráticos. La inequidad, una gran concentración de la riqueza y la
multiplicación de la pobreza, exacerban tal malestar.
Caputo (en Prólogo al Informe PNUD, 2004) sostiene que el crecimiento económico
insuficiente, las profundas desigualdades y los sistemas jurídicos y servicios sociales
ineficientes han provocado el malestar popular, socavando la confianza en la democracia
electoral en la Región, la que se desenvuelve en un contexto novedoso: el triángulo de
democracia, pobreza y desigualdad. Destaca que no hay malestar con la democracia, pero
hay malestar en la democracia y para resolverlo es indispensable hacer uso del instrumento
más preciado que ella brinda, la libertad.
García Luengo (2005:10) estudia a los procesos de comunicación política, en tanto
favorecedores de “la mengua del compromiso cívico de los ciudadanos” y del desencanto
político. Analiza la teorías de la desmovilización, del malestar mediático (media malaise) y
del video-malestar. Giasson (2003), por su parte denuncia la existencia de un lazo entre la
naturaleza de la cobertura mediática de la actualidad política, su consumo por los ciudadanos
y la decadencia de la confianza hacia el mundo político. Afirma que este malestar es
imputable principalmente a los medios de comunicación, sin soslayar que la dirigencia
política es incapaz de proponer un proyecto colectivo estimulante. También cabe señalar los
aportes de Holtz-Bacha (1990); Newton (1998) y Nadeau y Giasson (2003).
Montero y Torcal (2006) muestran que los ciudadanos en muchas democracias son
cada vez más críticos con las instituciones políticas básicas, están alejados y desafectos de la
política en general; tres son las áreas dominantes de la discusión actual: la desafección
política circundante de la discusión conceptual; los factores que hacen a los votantes alejarse
de la política y las consecuencias reales de la desafección política para la democracia.
5 Entendemos por ciudadanía "es aquel estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una
comunidad; sus beneficiarios son iguales en cuanto a los derechos y obligaciones que implica" (Marshall y
Bottomore, 1998:37).
- 9 -
Rosanvallon (2006a; 2006b y 2007) afirma que todas las grandes democracias están
confrontadas con una crisis de la representación y se comprueba una pérdida de confianza
hacia los dirigentes políticos. Pero este sentimiento, no se da por una cuestión simple de
oposición entre pueblo y élites; sino que existe porque las sociedades actuales no se hallan
organizadas en clases, con partidos que representen grupos sociales bien identificados. El
aumento del nivel educativo6 y su corolario, el desarrollo del derecho de peticionar y las
exigencias dirigidas a la sociedad política, constituyen el segundo factor. Una capacidad más
fuerte de juicio induce un potencial más importante de decepción. Rosanvallon (2007) expresa
que: “la democracia no es una forma política acabada y engendra una decepción que nace de
la indeterminación del ideal democrático y de la dinámica de sus tensiones estructurantes.”
El tercer gran factor estructural es el de la "contra-democracia" (contre-démocratie), es decir
el desarrollo de formas de soberanía negativa como “expresión directa de las expectativas y
decepciones de la sociedad” o “democracia no institucionalizada” (Ibíd., 2007). Hoy las
democracias no son de elección, sino de desconfianza, porque hay más descarte de personas
(désélections) por su incompetencia o desengaño, que elecciones de candidatos.
III.- Justificación o relevancia del estudio: Creemos que el tema es relevante, en tanto luego
de procesos signados por el malestar y las crisis de las democracias en Sudamérica, se han
producido reformulaciones o transformaciones que se encuentran en curso y plantean
interrogantes sobre su evolución.
El malestar en la democracia en su grado de crisis severa, si bien no afirmamos de
modo categórico que ha sido superado definitivamente, puso fin a la etapa de la subsunción de
la democracia en el mercado y alumbró una nueva fase en tránsito, la cual conceptuamos
como “de las democracias descolonizantes”. El interés que nos mueve en este trabajo es, el de
analizar las distintas salidas de los autoritarismos sudamericanos que crearon en el imaginario
colectivo la idea de la democracia como superadora de todos los problemas, por eso la
denominamos como “democracia pluscuamperfecta” y a los líderes que encabezaron las
transiciones a la institucionalidad como “demócratas modélicos7”.
Pero, la ciudadanía frente a la realidad advirtió que con la democracia no se comía,
curaba ni educaba (Nolte, 2005:212-213). Diferentes procesos de desgaste económico trajeron
aparejados incrementos desmesurados de los índices de pobreza. Se creyó en los ´90 que la
democracia entendida como sinónimo de política espuria debía quedar relegada a un segundo
6 En similar sentido: Rioux, 2002.
7 El paso del tiempo aquieta las pasiones y hoy pueden considerarse prohombres de la democracia a Alfonsín, Sarney,
Aylwin, Roldós, Belaúnde Terry o Sanguinetti.
- 10 -
plano (Payne et al, 2006); ya que la economía social de mercado, las privatizaciones, los
fondos de pensión, o el achicamiento del Estado, redundarían en beneficio del conjunto de la
población y eliminarían el hambre, la desigualdad, creando trabajo y nuevas oportunidades. El
Consenso de Washington exportó el modelo estadounidense de democracia, abjurando de
cualquier intento soberano de aplicar otras dimensiones y variantes. En época del malestar en
la democracia, los sistemas políticos concibieron soluciones institucionales de despareja
prolijidad. Empero, no se interrumpió la democracia electoral, aunque comenzaron a
evidenciarse demandas sociales y a exigirse una democracia de ciudadanos.
Finalmente, el trabajo aspira a formar pautas de reflexión sobre las mutaciones de los
Estados sudamericanos, sus instituciones, y sus consecuencias sobre la vida política.
IV.- Formulación del problema: La tesis se divide en dos partes: en la primera
estableceremos nuestra postura sobre la Teoría del Malestar Democrático, efectuando una
revisión de la discusión conceptual al respecto. Ello lo haremos sosteniendo la inexistencia
del modelo único de democracia (Borón, 2000; Dahl 1992, Vouga, 2003; Falçao, 2002;
Ocampo, 2004; Opertti, 2006; Uribe Iniesta, 2006; Rosanvallon, 2007; Cumbre de Viena,
2006; Declaración de Cotonou, 2000) y mediante un análisis “descolonizado” (Lander,
1997), cabe decir pensado desde una visión latinoamericana no eurocéntrica8 confrontado al
de las democracias “avanzadas9” (Redondo Rodelas, 2004), liberales (Macpherson, 1987;
Bowles y Gintis, 1986) o desarrolladas (Pierson, 2006) y “soberanas10 (Surkov en Popescu,
2006) ó “dirigidas”11” (Turrent, 2007: 82-83; Aslund, 2004; Domínguez, 2000).
En la segunda parte nos referiremos específicamente a Sudamérica, analizando
comparativamente los distintos modos y causas de restablecimiento del sistema democrático.
Asimismo, delimitaremos epocalmente las cuatro grandes etapas de las democracias
sudamericanas, a saber: 1) postransicional; 2) de subsunción de la democracia en el
mercado; 3) del malestar en la democracia; 4) de las democracias pragmáticas y
descolonizantes. La realidad política a comienzos del siglo XXI indica que en Sudamérica han
triunfado en comicios libres líderes que anteriormente no hubieran sido tolerados por las
FFAA, los EUA, la Iglesia o el empresariado. Los presidentes surgidos de las elecciones no
8 Dicho en términos de Sousa Santos y Avrizter (2004) “concepciones no hegemónicas de la democracia”.
9 Se entiende por democracia avanzada aquella que su dinámica induce a un avance en las libertades
ciudadanas.
10 La democracia soberana pone énfasis en la independencia, responsabilidad y regeneración económica (Sobell,
2006a y 2006b), con miras a consolidar un gobierno efectivo, estabilidad política y prosperidad económica.
11 La democracia “dirigida” rusa es, un eufemismo que oculta que las autoridades organizan las elecciones y
deciden también el resultado” (Turrent, 2007: 82-83). Se trata de una combinación de elementos autoritarios y
democráticos basados en un régimen de poder personal según el modelo gaullista; caracterizado por un férreo
control del Estado sobre todos los instrumentos de gobierno y la prensa.
- 11 -
poseen discursos ni ideologías uniformes. Podemos discernir tres grupos claramente
diferenciados: a) el de las derechas: Uribe y Duarte Frutos; b) el de las izquierdas
pragmáticas: Lula, Bachelet, García, Vázquez y; c) el de las izquierdas descolonizantes:
Chávez, Kirchner, Morales y Correa.
Analizaremos las causas, dimensiones y efectos del malestar en las democracias de
Sudamérica y estudiaremos histórica y comparativamente los siguientes hechos acontecidos
entre 1999 y 2005:
a) Paraguay (1999-2003): el homicidio del Vicepresidente Argaña, la renuncia del Presidente Cubas
Grau y su sustitución por el titular del Senado González Macchi;
b) Perú (2000-01): la salida de Fujimori mediante renuncia cursada desde su exilio en Japón, su
ulterior destitución por el Congreso y la asunción de Valentín Paniagua, a la sazón titular del Poder
Legislativo;
c) Argentina (2001-03) la renuncia del Presidente De La Rúa y los gobiernos de Rodríguez Saá y
Duhalde;
d) Bolivia (2003-05) las dimisiones de Sánchez de Lozada y Mesa y el interinato del Presidente de la
Corte, Rodríguez Veltzé.12
En los cuatro procesos mencionados los extremos en análisis serán los siguientes:
a) Factores: que contribuyen a la escalada del conflicto y se categorizan como: estructurales,
aceleradores y disparadores que catalizan los acontecimientos. Es propósito de este trabajo,
indagar los factores que explican la aparición del malestar en la democracia, cuándo y por qué
los países en estudio entran en una “espiral de deslegitimación” (Nun, 1991), es decir en un
proceso ascendente de pérdida de confianza en el gobierno, frustración de las expectativas
creadas y desgaste de la confianza en los partidos y sus líderes, acompañado por un repliegue
defensivo en la esfera privada cuyos signos han sido el estallido de la protesta social;
b) la salida del presidente constitucional y modo de sustitución o relevo;
c) las tentativas de construcción de consensos por el mandatario interino;
d) la normalización institucional.
B. OBJETIVOS: Tenemos diferenciados claramente dos objetivos generales:
1) Discernir las causas del malestar en las democracias sudamericanas.
2) Examinar las respuestas institucionales a las crisis severas, tendientes a la superación de
éstas y la disolución del malestar.
En cuanto a los objetivos específicos, puntualizamos:
12A pesar de las renuncias de presidentes constitucionales, el sistema no se quebró y podemos leer a las
demandas en clave de profundización de la democracia, como un avance para que consiga atender las
necesidades ciudadanas. Esta situación denota que os Estados latinoamericanos tienen falencias de
gobernabilidad y no por el contrario, de democracia como régimen político Tal situación, es similar a la que
sufrieron los países industrializados a mediados de los años setenta. Como sugieren Crozier, Huntington y Watanuki
(1975), el problema de las democracias por ese entonces, era la crisis de gobernabilidad, entendida como la
distancia entre las demandas sociales y la capacidad de las instituciones para satisfacerlas.
- 12 -
a) Comparar las actuaciones de los presidentes sudamericanos no electos popularmente que
debieron asumir en las crisis institucionales, a saber: Rodríguez Saá-Duhalde, Rodríguez
Veltzé, González Macchi y Paniagua.
b) Indagar si de las situaciones límites en Argentina, Bolivia, Paraguay y Perú se obtuvieron
mejoramientos en las democracias.
c) Relacionar las consecuencias de las crisis con la emergencia de nuevas formas,
dimensiones o variantes de democracia.
d) Explorar los nexos causales del malestar en las democracias.
C. MARCO TEORICO: Con Espósito (2006) sostenemos que el lenguaje político no
alcanza para interpretar la realidad de hoy: “El mundo cambió y no es posible pensarlo con
las categorías del 1600 como libertad, representación, derecho, y tampoco se lo puede pensar
sólo con las categorías que existían antes de la Segunda Guerra, como liberalismo o
comunismo”. Entendemos la democracia no sólo como la posibilidad de elegir gobernantes y
ser representados, o como orden constitucional que hace posible relevar los gobiernos sin
revolución o derramamiento de sangre (Dahrendorf, 2006:20 y Popper, 1982: 338; 1998); sino
en un sentido más amplio –como horizonte permanente- (Paramio, 2004): aquel sistema
político y social que brinda seguridad (física, pero también económica y social) y que
privilegia la educación, la salud, las oportunidades de trabajo, la libertad de expresión, la
diversidad, que apoya sin recelo a la innovación, que respeta las minorías, sus culturas y sus
derechos (Dahrendorf, 2006).
No trataremos de las subjetivas percepciones ciudadanas de democracia (citizens
perceptions of democracy), sino concretamente el “malestar en la democracia”, al cual
concebimos como la pérdida de confianza en las instituciones por los insuficientes resultados
de las democracias, en términos de bienestar económico y control de la corrupción. O en otras
palabras, se advierte cuando existe desconfianza en las instituciones, empero se mantiene el
apoyo al sistema democrático13. Ahora bien, en consonancia con Matthäus (2003) y Caputo
(2004) establecemos una categorización del malestar en la democracia y conforme a su
intensidad podemos graduarlo de menor a mayor en:
a) Insatisfacción con la política: (political dissatisfaction) La cuestión del descontento
político se caracteriza por el incremento en la crítica hacia los partidos, los líderes políticos y
13 Contraponemos al malestar en la democracia con el malestar con la democracia: al que interpretamos como el
rechazo a la democracia como orden constitucional que hace posible relevar los gobiernos sin revolución o
derramamiento de sangre (Dahrendorf, 2006: 20 y Popper, 1982: 338 y 1998); y tendencia a intentar su
sustitución por otro sistema.
- 13 -
sus logros (Pekonen et al, 1999; Farah et al, 1979). Es el grado mínimo de malestar y se
instala entre los ciudadanos cuando advierten que sus necesidades y esperanzas no son
satisfechas ni interpretadas por la dirigencia política. Todo el descontento y la crítica se
encauzan en gran parte en actitudes verbales (“verbal-attitudinal”) y no emerge
considerablemente la protesta como forma de comportamiento político, ni ocurren cambios
dramáticos en el mismo, aunque cierta volatilidad electoral llega a ser más común.
b) Desafección de la política: (political disaffection) Con Torcal (2001) y Di Palma
(1970:30) la definimos como “el sentimiento subjetivo de ineficacia, cinismo y falta de
confianza en el proceso político, políticos e instituciones democráticas que generan
distanciamiento y alienación pero sin cuestionar la legitimidad del régimen político”. Un
hecho revelador de la desafección es cuando la gente vota por movimientos de extrema
derecha como forma de protesta contra los partidos políticos establecidos. La consideramos
como politikverdrossenheit, que en opinión de autores alemanes hace referencia al profundo
“disgusto y hastío por la política” (Arzheimer, 2002; Birke y Brechkten, 1995; Huth, 2004;
Maurer, 2003; Patzelt, 1993: 31-38; Pickel, 2002; Holtz- Bacha y Wolling, 1999).
c) Desafección democrática: (democratic disaffection) que entendemos como “pérdida de
confianza de la ciudadanía en las instituciones y procesos democráticos” (Anduiza et al,
2003:38-39), lo que se traduce en síntomas tales como apatía política extendida, desencanto,
escasa participación ó baja credibilidad en las instituciones. En palabras de Torcal “la
existencia de un apoyo mayoritario de los ciudadanos a sus regímenes democráticos y una
gran moderación ideológica y tolerancia, conjuntamente con una falta de confianza en las
instituciones, un alejamiento de la política, un sentimiento de incapacidad de poder influir en
el sistema y de que el sistema, a su vez, responda a las demandas de los ciudadanos” (Torcal,
s/f). Incluimos dentro de la desafección democrática el abstencionismo (wahlverdrossenheit)
(Matthäus, 2003).
d) Crisis de malestar exacerbado: En la que se advierte en el gobierno, vacío de poder,
inmovilismo o abandono; en la ciudadanía: movilización en las calles, asambleas barriales,
protestas populares intensas (cacerolazos, apagones, saqueos, piquetes, etc.)
D- HIPOTESIS: En el trabajo de tesis se intentará demostrar: si las diferentes situaciones
asimilables al malestar en la democracia, han producido en Sudamérica aprendizajes e
innovaciones14 (como el incremento de la participación no convencional y el fortalecimiento
14 Con Uribe Iniesta (2006) creemos que “la crisis debe ser leída como construcción”.
- 14 -
de los movimientos sociales), que bien la mejoraron y perfeccionaron, o si por el contrario
condujeron a democracias delegativas15. Las hipótesis que se pretenden contrastar son:
1) El malestar en las democracias sudamericanas reconoce como causa principal el
sobredimensionamiento de la democracia como superadora de todos los problemas.
2) El malestar con la política y las costumbres de los políticos llevó a confundir a gran parte
de la ciudadanía con una crítica a la democracia real.
3) Los retrocesos económicos explicarían el menoscabo operado en las valoraciones que los
ciudadanos hacen de la labor de los gobiernos desde los ´90.
4) Los conflictos derivados del malestar exacerbado, fueron en verdad crisis de crecimiento,
que concibieron novedosas formas de democracia16.
E- METODOLOGIA: Definidos los problemas de la investigación, planteadas las hipótesis,
corresponde definir el diseño específico de la tesis. En la Primera Parte, la investigación tiene
un esbozo eminentemente teórico, por lo que aplicaremos el método de análisis y síntesis. El
análisis supone un estudio pormenorizado y detallado de la información que nos permita
conocer la complejidad del tema en sus aspectos más elementales. La síntesis implica la
integración de toda la información obtenida a través del análisis, así como la sistematización
de los conceptos y categorías más importantes. En la Segunda Parte, el Método Histórico
Comparativo, nos permitirá el conocimiento de los antecedentes y evolución del malestar en
las democracias sudamericanas, en los países seleccionados, y su posterior evolución. Este
método nos allegará a identificar las principales fuentes de la materias bajo estudio y la forma
en como han tenido su génesis y desarrollo en nuestra Región. Se impone la adopción del
Análisis Político ya que tenemos como finalidad estudiar las crisis de malestar exacerbado en
las democracias de Argentina, Bolivia, Paraguay y Perú. (Se adoptará la subespecialización
por área geográfica y se realizará una explotación estadística de las bases de datos
disponibles.)
Recurriremos a: a) Análisis de registro documental que será por excelencia utilizada
en la obtención de información, tales como libros, publicaciones periódicas, revistas, artículos
15Calificadas como “democracias fachadas”, “democraduras o dictablandas”, “democracias delegativas”,
“democracias decisionistas” estos regímenes se caracterizan porque el gobernante asume poderes extraordinarios
y gobierna por decreto, marginando las instituciones democráticas. El presidente es la encarnación de la nación,
y se cree autorizado a gobernar como considere conveniente. (O´Donnell, 1992 y 1993; González Fuentes, 2006;
Flax, 2004). O´Donnell (1992) utiliza el término "democracias delegativas" para caracterizar democracias
débiles institucionalmente, con un poder ejecutivo muy centralizado y con parlamentos débiles. En estos casos
hay una incapacidad para resolver crisis políticas y económicas heredadas de las experiencias autoritarias
pasadas.
16 Porque una de las conclusiones a las que arriban los cientistas políticos es que a raíz del malestar democrático
coexisten simultáneamente la crisis con una cierta incompletud-signo de debilidad de las formas tradicionales
democráticas de regulación y legitimación; y la invención de nuevas formas (Dehousse y Lebessis, 2003).
- 15 -
periodísticos (en especial editoriales de los principales diarios sudamericanos). b) Fichaje que
será utilizado básicamente para el procesamiento de la información para la parte descriptiva y
en algunos casos para la parte explicativa de la investigación. c) Estadística: utilizando el
análisis de las encuestas realizadas para el Informe PNUD 2004 “La democracia en América
Latina” y otras de OSAL, Infobarómetro, BID, Banco Mundial, CEPAL, IDD-Lat, Inter-
American Dialogue y Nueva Mayoría.-


ACLARACION: La presente ponencia es la memoria del proyecto de tesis doctoral aprobada
por el Comité de Admisión y Seguimiento del Doctorado en Ciencia Política (Centro de
Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba).



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ANDUIZA, E., A. GARRIDO, F. MOTA y L. RAMIRO (2003) Introducción al Análisis
Político. Murcia: Diego Marín
ARZHEIMER, K. (2002) Politikverdrossenheit: Bedeutung, Verwendung und empirische
Relevanz eines politikwissenschaftlichen Begriffs. Wiesbaden: VS Verlag für
Sozialwissenschaften
ASLUND, A. (2004) “La revolución de terciopelo anaranjado” En: Project Syndicate,
diciembre de 2004.
BIRKE, A. y M. BRECHKTEN (Eds.) (1995) Politikverdrossenheit (Der Parteienstaat in
Der Historischen Und Gegenwartigen Diskussion Ein Deutsch-Britischer Vergleich =
Disillusioned with Politics Party Government in the past and Present Discussion an Anglo-
German Comparison. Munich: Prinz Albert Gesellschaft - U. of Bayreuth.
BOBBIO, N. (1984a) Las promesas incumplidas de la democracia. En: Mondoperaio NI, 5
---. (1984b) Norberto Bobbio-Perry Anderson “Un carteggio” En: Teoría Política VI, nro. 2-3.
---N. MATTEUCCI y G. PASQUINO (2002) Diccionario de Política (13ª Ed) [1ª Ed 1977]
México: Siglo XXI.
BODEI, R. (2006) Destinos Personales: La era de la colonización de las conciencias. Bs. As:
El cuenco de plata.
---.(2005) El malestar de la democracia. Conferencia en Facultad de Ciencias de la
Información, U. Complutense de Madrid.
BOK, D. C. (2001). The trouble with government, Cambridge: Harvard University Press.
BORON, A. (2000) “Pensamiento único y resignación política: Los límites de una falsa
coartada” En: Nueva Sociedad, Año III, No 3, Julio.
BOUCQ, C. y M. MAESSCHALK (2005) Déminons l´extrême droite. Bruselas: Couleur
BOWLES, S. y H. GINTIS (1986) Democracy and capitalism (property, community and the
contradictions of modern social thought. N. York: Basic Books.
BRUCKNER, P. (1992) La mélancolie démocratique. Paris : Seuil.
CABALLERO, D. (2007) “Lejos de las urnas” En: Cambio 16, Edición del 5 de marzo.
CAILLÉ, A. (2005) « Présentation » y « Démocratie, totalitarisme et parcellitarisme » En :
Revue du M.A.U.S.S. Nro 25 Primer Semestre.
CARDENAS GRACIA, J. (2004) “El modelo participativo y deliberativo” En: Revista
Mexicana de Derecho Constitucional Número 11 julio-diciembre 2004. p. 55-89.
- 16 -
CROZIER, M., S. HUNTINGTON y S. WATANUKI (1975). The Crisis of Democracy:
Report to the Trilateral Commission on the Governability of Liberal Democracies. New
York: University Press.
CUMBRE DE VIENA (2006) Declaración de la Cumbre de Viena 11-13 de mayo. [en línea]
http://ec.europa.eu/world/lac-vienna/docs /decl aration_en.pdf (14/3/2007)
DAHL, R. (1992) La democracia y sus críticos. Barcelona: Paidós.
DAHRENDORF, R. (2006) El recomienzo de la historia: De la caída del muro a la guerra
de Irak. Bs. As: Katz.
DALTON, R. J. y M. WATTENBERG (1993) “The no simple act of voting” en Political
Science: The state of discipline II. Washington DC: American Political Science Association.
---. (1984) Cognitive mobilization and partisan dealignment in advanced industrial societies.
En: Journal of Politics 46 (1)
DEHOUSSE, R. y N. LEBESSIS (2003) « Peut-on démocratiser l’expertise ? Entretien avec
Renaud Dehousse, Notis Lebessis » En : Raisons Politiques Nro 10, 2003/2.
DEWITTE, J. (2005) « Consensus et dissidence, ou : S’il y a tant de fumée, il ne peut pas y
avoir de feu » En : Revue du M.A.U.S.S. Nro 25 Primer Semestre.
DI PALMA, G. (1970) Apathy and Participation: Mass Politics in Western Societies. N.
York: The Free Press.
DOMINGUEZ, T. (2000) “La imagen de Vladimir Putin en la prensa rusa” En: Zer. Revista
de Estudios de Comunicación Nro 8. Bilbao: Universidad País Vasco [en línea]
http://www.ehu.es/zer (11/02/2007).
EASTON, D. (1965) A systems analysis of political life .Nueva York: Wiley.
ECKSTEIN, H. (1991) “Rationality and frustration in political behavior” En: Monroe, K. R.
(Comp.) The economic approach to politics Nueva York: Harper Collins.
ESPOSITO, R. (2006) Categorías de lo impolítico. Bs. As: Katz.
ESTEFANÍA, J. (2004) “Los siete pecados capitales de América Latina” En: El País
(Madrid), Edición del 22 abril.
FALÇAO, J. (2002) “Democracia, cambio y sociedad civil” En: Foro Cultural Unión
Europea América Latina I Encuentro de Fundaciones de Europa, América Latina y Caribe.
Madrid: 15-16 de mayo.
FARAH, B., S. BARNES y F. HEUNKS (1979) “Political Dissatisfaction” En : S.
BARNES, M. KAASE et al Political Action : Mass Participation in Five Western
Democracies. Beverly Hills : Sage.
FLAX, J. (2004). La democracia atrapada: Una crítica del decisionismo. Bs. As: Biblos.
GARCIA, M. y A. DIAZ (2006) “Elecciones 2006: Perspectiva Latinoamericana” [en línea]
http://www.razony palabra.org.mx/ fcys/2006/abril.html (25/03/2007)
GARCIA LUENGO, O. (2005) “Desafectos y medios de comunicación: El estado de la
cuestión de una relación difusa” En: Reflexión Política Año 7 Nro 14, diciembre.
GARCÍA MONTAÑO, J. (2004) El malestar de la democracia en México: Elecciones,
cultura política, instituciones y nuevo autoritarismo. México: Plaza & Valdés.
GAUCHET, M. (2004) La democracia contra sí misma. Rosario: Homo Sapiens.
GEORGE, K. (2006) El nuevo mapa político de América Latina. Cartagena de Indias:
Fundación Carolina.
GIASSON, T. (2003) “”C’est la faute aux médias ? Journalisme politique et malaise
démocratique au Canada ». En : Qui contrôle les médias au Canada ? Montreal : McGill.
GODOY ARCAYA, O. (1998) “Problemas Contemporáneos de la Democracia
Representativa. En Jackisch, C. (Comp.). Representación Política y Democracia. Bs.As:
Fundación Konrad Adenauer.
- 17 -
GONZALEZ FUENTES, S. (2006) “Desconfianza política: el colapso del sistema de
partidos en Venezuela” En: Cornejo, R. (Comp.) En los intersticios de la democracia y el
autoritarismo: Algunos casos de Asia, África y América Latina. Bs. As: CLACSO.
GURRUTXAGA, A. (2005) El malestar de la democracia. Guipúzcoa: Alberdania
GUTIERREZ SANIN (2003) Los tiempos de las involuciones democráticas. Londres:
London School of Economics and Political Science
HENRIQUES, L. (2002) ·”Brasil, América Latina e crise da reforma liberal” En: Revista
Espacios (Ecuador) Nro 11.
HERMET, G. (1993) Les désenchantements de la liberté. Paris: Fayard.
HOLTZ-BACHA, C. (1990) “Videomalaise Revisited: Media Exposure and Political
Alienation in West Germany” En: European Journal of Communication, Vol. 5 Nro.1.
---- y J. WOLLING (1999) „Politikverdrossenheit durch Massenmedien? Der Einfluss der
Medien auf die Einstellungen der Bürger“ En: Politik, Westdeutscher Verlag,
Opladen/Wiesbaden.
HUTH, I. (2004) Politische Verdrossenheit : Erscheinungsformen und Ursachen als
Herausforderungen für das politische System und die politische Kultur der Bundesrepublik
Deutschland im 21. Jahrhundert. Münster : LIT.
INGLEHART, R. (1997) Modernization a Post modernization: Cultural, Economic and
Political Change in 43 Societies. Nueva Jersey: Princeton University Press.
KALBERG, S. (2005) « L’influence de la culture politique sur les malentendus entre nations
en politique étrangère: L’exemple des États-Unis et de l’Allemagne » En : En : Revue du
M.A.U.S.S. Nro 25 Primer Semestre.
KRISCHKE, P. (2004) “Cultura política: Convergencias e diferenças em Porto Alegre e
Curitiba”. En: Revista de Ciências Humanas Nro 35 UFSC.
---. (2000) Juventude e socializaçao no sul do Brasil. En: P. Krischke (Org.) Juventude,
Ecologia e Cultura Politica. Florianópolis: EDUFSC
LALANDER, R. y F. GARCÍA SAMANIEGO (2005) “Chavismo y oposición en
Venezuela: Exploraciones críticas sobre democracia, descentralización y populismo” [en
línea]http://www.ciudadpolitica.com/manual/DESCENTRALIZACION%20PARTIDOS%20Y%20CHAVISMO
.pdf (16/02/2007)
LANDER, E. (1997) “Democracia, participación y ciudadanía” Ponencia presentada en:
Balance de la producción de ciencias sociales en los ochenta y noventa, XVIII Asamblea
General de CLACSO, Buenos Aires, 24 de noviembre
LATINOBAROMETRO (2006) Informe [en línea] www.latinobarometro.org/uploads
media/2006.pdf (11/03/2007)
---. (2005) Informe [en línea] ww.latinobarometro.org/uploads/media/2006.pdf (24/03/2007)
LECHNER, N. (1997) La dimensión cultural de la política. Entrevista de A. Acosta S. En:
Revista Nexos, Setiembre 1997.
LIPSET , S. (Ed.) (1995) The encyclopedia of democracy. Washington DC: Congressional
Quarterly.
LORENT, R. (2006) Extrême droite: Le suffrage détourné. Bruselas : Coulleur.
MAGALHAES, P. (2005) “Disaffected democrats: Political attitudes and political action in
Portugal” En: West European Politics Volume 28, Number 5/November
MARSHALL, T.H. y T. BOTTOMORE (1998) Ciudadanía y Clase Social. Madrid:
Alianza Editorial.
MATTHÄUS, S. (2003) Politikverdrossenheit der Jugendgeneration. Chemnitz: Technische
Universität Chemnitz.
MAURER, M. (2003) Politikverdrossenheit durch Medienberichte: Eine Panelanalyse.
Konstanz: UVK.
MCPHERSON C.B. (1987) La democracia liberal y su época. Madrid: Alianza Editorial.
- 18 -
MIRO QUESADA, F. (2005) “Percepción de la democracia” En: El Comercio (Lima),
edición del 14 de febrero.
MONTERO, J.R. y M. TORCAL (2006) Political Disaffection in Contemporary
Democracies: Social Capital, Institutions and Politics. Londres: Routledge.
MOREIRA, C. (2000) “Cultura política no Uruguai ao final do século: A democracia dos
inconformados” En: P. Krischke (Org.) Juventude, Ecologia e Cultura Politica. Florianópolis:
EDUFSC
MOUFFE, CH. (1999) El retorno de lo político. Barcelona: Paidos
MURRAY, L. (2000) “Députés, partis politiques et démocratie parlementaire » En : ISUMA,
vol.1 Nro 2.
NADEAU, R. y T. GIASSON (2003) « Les médias et la malaise démocratique aux Canada »
En : Choix - Renforcer la démocratie canadienne. Vol. 9 Nro 1, febrero.
NEWTON, K. (1998) “Mass Media Effects: Political Mobilisation, Mediamalaise, and Social
Capital” En: Essex Papers in Politics and Government Nro 127. Essex: Department of
Government University of Essex.
NOLTE, D. (2005) “América Latina: ¿Instituciones políticas en crisis?” En: Diálogo Político
Nro 2-2005. Bs.As: FKA.
NORRIS, P. (1999) Critical citizens: Global support for democratic governance. Oxford:
University Press.
NUN, J. (1991) “La democracia y la modernización, treinta años después”, mimeo.
NYE Jr, J. (2003) La paradoja del poder norteamericano. Madrid: Taurus.
OCAMPO, J. A. (2004) Discurso en: Seminario Internacional “Democracia, Economía y
Ciudadanía” Santiago: 21 de junio.
O´DONNELL, G. (2004) Contrapuntos: Ensayos escogidos sobre autoritarismo y
democratización. (1ª Ed. 1997) Bs .As: Paidos
---.(1993) “Acerca del estado, la democratización y algunos problemas conceptuales”, En:
Desarrollo Económico, Nº 130 julio.
---. (1992) “¿Democracia Delegativa?” En: Cuadernos del CLAEH, Nº61, Montevideo, 2ª
serie, Año 17, 1992/1.
OPERTTI, D. (2006) Participación del Secretario General de la ALADI, Dr. Didier Opertti
Badán Seminario CELARE – Fundación Konrad Adenauer. Santiago de Chile, 2 -4 de
octubre.
PARAMIO, L. (1993) “Consolidación democrática, desafección política y neoliberalismo”
En: Cuadernos CLAEH (Montevideo) Nº 68.
---. (1999a) “Estrategias partidarias y desconfianza política” En: Revista Internacional de
Sociología (Madrid) Nº 22.
---. (1999b) “Las dimensiones políticas de las reformas económicas en América Latina” En:
Zona Abierta, 88-89: 5-74.
---. (1999c) Seminario de Postgrado "La democracia en América Latina en las últimas
décadas del siglo XX: Transiciones a la democracia en los años 80; democracias
latinoamericanas en el fin de siglo: posibilidades y límites. Estudios de casos" 20 y 21 de
septiembre de 1999. Organizado por el Centro de Estudios Históricos y Culturales (CEHiC)
Universidad Nacional del Centro (inédito).
---. (1999d) “Cambios sociales y desconfianza política: El problema de la agregación de
preferencias” En: Revista Española de Ciencia Política 1 (1),
---. (2000) Perspectivas de la democracia en América Latina. En: Caparrós, F. (Comp.)
Responsa Iurisperitorum Digesta, 175-198, Salamanca: Universidad de Salamanca.
---. (2001) Sin confianza no hay democracia: electores e identidades políticas. [en línea]
http://www.iesam.csic.es/doctrab1/dt-9803.htm (11/03/2007)
- 19 -
---. (2002a) La globalización y el malestar en la democracia. En: Revista Internacional de
Filosofía Política, 20: 5-24.
---. (2002b) (2002). “Reforma del Estado y desconfianza política”, Documento de trabajo 02-
22, Madrid: CSIC.
---. (2003) “Frustración de los electores y crisis de la democracia” En: Tribuna Americana, 2.
---.(2004) “La democracia como horizonte permanente” En: Boletín ALACIP Nro
14/Noviembre.
PATZELT, W. (1993) „Politikverdrossenheit populäres Parlamentsverständnis und die
Aufgaben der politischen Bildung", En: Politik und Zeitgeschichte, B.7, 8.
PAYNE, M., M. MATEO y D .ZOVATTO (2006) La política importa: Democracia y
desarrollo en América Latina. Washington: BID.
PEKONEN, K., K. HYNYNEN PERTTI y M. KALLIALA (1999) “The New Radical
Right Taking Shape in Finland” En: K. Pekonen (Ed.) The New Radical Right in Finland.
Helsinki: The Finnish Political Science Association.
PERRINEAU, P. (2006) Les extrêmes droites européennes. Conferencia dictada el 16 de
junio en Club Conférence de Sciences Po Moyen-Orient Méditerranée, París.
---.(Dir.) (2003) Le désenchantement démocratique. La Tour d´Aigues : L´Aube.
PHARR , S. y R. PUTNAM (2000) Disaffected Democracies: What's Troubling the
Trilateral Countries. Princeton: Princeton University Press.
PICKEL, G. (2002) Jugend und Politikverdrossenheit. Zwei Kulturen im Deutschland nach
der Vereinigung. Opladen: Leske + Budrich.
PIERSON, P. (2006) “Sobrellevando la austeridad permanente: Reestructuración del Estado
de bienestar en las democracias desarrolladas” En: del Pino, E. y C. Colino (Coord.) Zona
abierta La reforma del Estado de Bienestar 114-115/ Primavera-Verano. Madrid: Pablo
Iglesias.
PIZZORNO, A. (2005) “Las imposibilidades de la democracia” En: Revista Metapolítica
Nro 39 enero-febrero.
POPESCU, N. (2006) “Russia´s soft power ambition” en: CEPS Policy Brief, octubre.
POPPER, K. (1998) Lecciones de este siglo. Madrid: Temas.
---. (1982) La sociedad abierta y sus enemigos. Barcelona: Paidos.
REDONDO RODELAS, J. (2004) Estructuras electorales, conflictos de división y
representación política en las democracias avanzadas: manifestaciones e influencias en la
Constitución de 1978. Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid. [en línea]
http://www.ucm.es/eprints/4597/ (28/02/2007)
RESENDIZ, F. (2006) “El malestar con la democracia” En: El Universal, México, Edición
16 julio 2006. [en línea] http://www.eluniversal.com.mx/nacion/140597.html (02/03/2007)
RIOUX, M. (2002) «Quelles sont les racines du malaise démocratique? » En: Revue
Parlementaire Canadienne, Vol. 25 Nro 4.
ROBINSON, M. J. (1973). “Growth of Political Malaise: The Case of the Selling of the
Pentagon”, Ph.D. Dissertation, U. of Michigan.
RODRIGUEZ, F. (2002) “Nuestra cultura política y el paradigma del malestar” En: Revista
de Actualidad Política Fragua. Año IV Nro 02. San José de Costa Rica
ROSANVALLON, P. (2007) « El poder de la contra democracia » Entrevista en Ñ, edición
182 del 24 de marzo.
---.(2006a) La Contre-Démocratie : La Politique à l”Âge de la Défiance. París : Seuil.
---.(2006b) Le malaise de la démocratie française [en línea] http://www.college-defrance.
fr/media/hispol/UPL57497 Malaise_de_la_democratie.pdf (23/12/2006)
SAN JUAN VICTORIA, C. (2003) “Malestar en la democracia” En: Revista Casa del
Tiempo, octubre 2003. [en línea]
http://www.difusioncultural.uam.mx/revista/oct2003/victoria.html (19/01/2007)
- 20 -
SARSFIELD, R. (2006) “La economía de las creencias, o sobre las razones de la democracia
y el autoritarismo. Evaluaciones de la democracia y preferencia por tipo de gobierno en
América Latina” En: CORNEJO, R. (Comp.) En los intersticios de la democracia y el
autoritarismo: Algunos casos de Asia, África y América Latina. Bs. As: CLACSO.
SAVES, CH. (1994) Pathologie de la démocratie : Essai sur la perversion d´ une idée.
Paris : Imago.
SCHUMPETER, J. (1952) Capitalismo, Socialismo y Democracia. México: Aguilar.
SOBELL, V. (2006a) Los fundamentos tambaleantes de la “nueva guerra fría” En: Johnson
Russian List Archive
---. (2006b) Russia’s “sovereign democracy” En: Johnson Russian List #19 - JRL 9234
SOUSA SANTOS, B. de y L. AVRITZER (2004) “Para ampliar el canon democrático”
Introducción En: B. de Sousa Santos (Coord.) Democratizar la Democracia: Los caminos de
la democracia participativa. México: FCE.
STIGLITZ, J. (2002) El malestar en la globalización. Madrid, España: Palgraphic.
TAFANI, P. (2005) « Du clientélisme politique » En : Revue du M.A.U.S.S. Nro 25 Primer
Semestre
TORCAL, M. (2001) "La desafección democrática en las nuevas democracias: sus orígenes y
consecuencias", En: R. Máiz (Comp.) Construcción de Europa, democracia y globalización,
S. de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela.
---.(s/f) “Partidos y desafección política” [en línea] http://www.grupochorlavi.org/php/
oc/documentos/desafeccion.pdf (7/3/2007).
TURRENT, I. (2007) “¿Una nueva Rusia?” En: Letras Libres Febrero 2007.
URIBE, R. (2006) Dimensiones para la democracia: Espacio y criterios. Cuernavaca:
CRIM-UNAM.
VAZQUEZ GARCIA, R. (1998) “Desafección política y liderazgo: el problema de la
desconfianza hacia la clase política” Ponencia en: IV Congreso AECPA: "Política y
Comunicación en la Sociedad Global" Granada, 30 de Septiembre al 2 de Octubre.
VOUGA, C. (2003) “South of the border: Notas sobre la democracia en la América Ibérica”
En: A. Borón (Comp.) Filosofía Política Contemporánea: Controversias sobre Civilización,
Imperio y Ciudadanía. Bs. As: CLACSO.
ZARZALEJOS, J.A. (2007) “Crisis de representación (el precio del café)” En: ABC Madrid,
edición del 1 de abril.
DOCUMENTOS
Declaración de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993)
http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu5/wchr_sp.htm (27/12/2006)
Declaración de la IV Conferencia Internacional de Democracias Nuevas o Restauradas
(ICNRD) celebrada en Cotonou, Benin, del 4 al 6 de diciembre del año 2000.
www.unic.org.ar/noticias/cp/cp143_00.htm (27/12/2006)
La Democracia en América Latina: Hacia una democracia de ciudadanos y ciudadanas
(PNUD, 2004). Director del Proyecto: Dante Caputo. http://www.democracia.undp.org
(24/12/2006)
CORDOBA, Junio de 2007.-