martes, 18 de noviembre de 2008

FINAL DE REGIMEN EN NEPAL: DE LA MONARQUIA A LA REPUBLICA


Final de régimen en Nepal:
De la monarquía a la República



I.- Introducción

En Nepal desde 2001 las noticias se suceden como un torbellino: por aquellos años el príncipe heredero Dipendra se suicidó, previamente haber asesinado a casi toda la familia reinante. Durante los tres días que duró su agonía fue reconocido como monarca y sucedido por su tío, el impopular rey Gyanendra[1], quien abolió en 2005 el régimen democrático. Al año siguiente siete partidos políticos movilizaron al país pidiendo el fin de la monarquía; los rebeldes maoístas depusieron las armas y se sumaron al escenario político; se llamó a una asamblea constituyente, la cual el 28 de mayo pasado proclamó la república, poniendo fin, de ese modo, a casi 240 años de monarquía.
La salida de Gyanendra, anunciado el martes a la AFP por el palacio real, dedica un proceso increíble y político de dos años en el curso de los cuales los Nepaleses pusieron término a la guerra civil, llevaron al poder la exrebelión maoísta y enterrado la monarquía única hinduista del mundo instaurando un régimen republicano.
Nepal, es considerado un "Estado tapón" enclavado entre el gigante chino en el norte y el omnipresente vecino meridional indio. El ahora ex - reino de Nepal, país himalayense desheredado y atormentado, observa a la historia acelerar su curso, hacia un horizonte favorable, aclamado por una población maltratada tras una década de guerra civil, quince años de inestabilidad gubernamental (11 Primeros ministros entre 1990 y 2001) y de mala gobernanza, tragedias diversas y variadas (vg. el asesinato de la familia real), de experiencia monárquica más o menos acabada (Guillard, 2007).
Ante el gran asombro de los observadores extranjeros, esta ecuación inestable acabó por dar la luz un modelo original: a principios del 2007, la democracia está de vuelta, bajo una forma inédita. En efecto, al lado de una alianza de siete partidos políticos tradicionales -mucho desacreditados por el pueblo- aparecen en lo sucesivo en un gobierno y un congreso de diputados interinos ya establecidos, sus "aliados" maoístas, hasta ayer adversarios.
El Rey, desde los acontecimientos de la "primavera de Katmandú" (abril de 2006) estuvo destinado a un papel protocolar. En prueba de buena voluntad y de integración al proceso político institucional, los ex rebeldes están entregando sus armas ante los observadores de la ONU, sin perjuicio de algunos nostálgicos que aún mantienen sus reservas. Las Fuerzas Armadas Nepalesas contarán en el futuro en sus filas, con muchos de los ex insurgentes de la Nepalese People´s War (Guillard, 2007).
La vida política de Nepal hoy está dominada por un partido en el que sus folletos, locales y reuniones son adornados con retratos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. Aún más incongruente: los jefes que a la brevedad deberían dirigir el país, combatían hace apenas dos años en el matorral en nombre de la doctrina maoísta de la "guerra del pueblo". Por muy anacrónica que parezca externamente esta realidad, da cuenta de la dimensión de los arcaísmos de un Nepal subdesarrollado que absorbe con varias décadas de diferencia las evoluciones de sus vecinos.

II.- El país “techo del mundo”
Nepal no posee acceso al mar y está situado en medio de las famosas montañas de la cadena del Himalaya (nombre derivado del sánscrito que significa “nieves perpetuas” o “mansión de las nieves”). En el Himalaya se encuentra el monte más alto del mundo, el Everest de 8850 mts, cuya denominación en tibetano es “Chomo Lungma” que podemos traducir como “Diosa madre del mundo”. Por el Everest y las otras siete cumbres más altas del globo ubicadas en este país, se le conoce como “el techo del mundo”. Nepal se halla emplazado entre los dos estados más poblados de la Tierra: China e India y posee una particularidad, nunca fue colonizado. De aquí son originarios los soldados “gurkhas” que prestan servicios alternativamente para los Ejércitos británicos e indio y son conocidos por su ferocidad.
Nepal posee un área de 147.800 kilómetros cuadrados y para 2008 se calcula su población en 29.500.000 habitantes, con una densidad de 200 hab/km2. El país himalayense es el paradigma de lo exótico, salpicado de monasterios y altas cumbres, pero también es uno de los Estados con menor desarrollo del mundo. Más adelante veremos que, también aquí, la pobreza fue la génesis de la violencia.
La mayoría de los nepaleses (3/4 partes) profesan el hinduismo, y las tres religiones minoritarias son en orden decreciente de importancia: budismo, islamismo y cristianismo. La población es multirracial (chettri, bramines, sherpas, manangpas, lopas, gurungs, magars, tharus, yadavas, satar, rajvanshis, dhimals, tamanos, newares, kamis, rais, limbus, sunwars, thakuris, indios, tibetanos) y se encuentra dividida en castas. Según el origen étnico se asientan en determinadas regiones del país. El nepalés es el idioma oficial de unificación, el cual hablan y entienden todos los habitantes, empero son 93 los dialectos que se utilizan generalmente como lengua familiar. En las oficinas de gobierno y de negocios, así como en las escuelas privadas el idioma utilizado es el inglés.
En el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 del PNUD, Nepal posee un Índice de Desarrollo Humano de 0.534 (medio-bajo); se halla situado en el puesto 142 sobre un total de 177 países evaluados. La esperanza de vida al nacer es de 62,6 años (una de las más bajas del sur de Asia); hay sólo 21 médicos cada 100.000 habitantes, no se garantiza el acceso a la salud y el 17 % de la población total se halla desnutrida. La tasa de mortalidad materna fue también una de las más altas del mundo en 540 por 100.000 nacimientos en 2004. Empero, posee una elevada tasa de crecimiento demográfico del 2,17% anual.
El acceso a la educación sigue siendo deficiente y el país tiene una tasa de alfabetización de sólo el 48.60 %. Es un país de ingresos bajos y se lo considera dentro de los pueblos menos adelantados. El PBI per cápita es de us$ 390 (es decir apenas por encima de un dólar diario) y el país crece a un ritmo del 2 %. La inflación ronda el 10 %. En Nepal hay alrededor de 450 mil teléfonos fijos y 250 mil celulares. Son usuarios de internet sólo 175 mil personas.
La República naciente tiene grandes desafíos por delante, incluidos la violencia política; la desmovilización de la guerrilla maoísta que pretende ser asimilada al Ejército y a la policía, lo cual es rechazado enérgicamente por los militares; la falta de empleo, especialmente entre los jóvenes (la tasa de desempleo asciende al 42 % de una fuerza de trabajo de 10 millones 500 mil personas); eliminar la pobreza; entregar tierras a los campesinos, en un país en el que el 84 % de la población vive en zonas rurales y un 40 % se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
Nepal ha experimentado crónica fuga de cerebros en los últimos 10 años, así como también miles de jóvenes nepaleses han huido del país para buscar educación y oportunidades de empleo en el extranjero. El desarrollo heterogéneo ha aumentado en los últimos cinco años, la pobreza y la desigualdad ha tendido a generalizarse. A lo cual debemos adunar los efectos deletéreos de la insurgencia maoísta en el sector agrícola, que emplea el 76% de la fuerza de trabajo. Hasta 2007, la continuación de la lucha civil ha sido el principal impedimento del desarrollo económico. Los daños a los cultivos como consecuencia de los combates y el desplazamiento de aproximadamente 100.000 personas condujo a la reducción de la producción agrícola, el principal componente del PIB de Nepal.
Este es un país demasiado confuso, con un entramado social, administrativo, económico y humano por naturaleza complejo, con experiencias gubernativas previas que causaron el gran malestar y generaron desconfianza exacerbada, con rivalidades políticas y tensiones, luchas de egos, agendas ideológicas antinómicas, persistencia de castas, ausencia de Estado de derecho e imperio de una proverbial corrupción política. Nepal es ubicado en el puesto 21 entre los “Estados Fallidos”, según el Informe 2007-2008 de FfP.
III.- 2001 - 2008: Actores, procedimientos y objetivos
Gyanendra Bir Bikram Shah Dev, ha sido hasta el 28 de mayo de este año, el último rey de Nepal. Se dedica a la industria del tabaco y es propietario de varios hoteles en la capital del país, Katmandú. Llegó al trono real a raíz de la masacre perpetrada por el príncipe Dipendra en 2001, cuando munido éste de una ametralladora segó la vida de la Familia Real que encabezaba el popular rey Birendra. Ante el avance del maoísmo, en una nunca reconocida guerra civil y la generalizada corrupción política, en febrero de 2005 Gyanendra asumió la suma del poder público, aboliendo el régimen democrático imperante y posponiendo sine die las elecciones parlamentarias. También destituyó al Parlamento, instauró la censura en los medios de comunicación, encarceló a políticos y activistas. De tal forma, sobrepasando sus poderes, consiguió la unanimidad de las reprobaciones.
En abril de 2006 una alianza de siete partidos promovió manifestaciones populares y huelgas que paralizaron el país, en las cuales se exigía el fin de la monarquía. Este grupo de partidos fue considerado como un “atípico cóctel contra-natura” (Guillard, 2008a) porque estaban unidos por la animadversión hacia al Rey Gyanendra, pero no por el amor a su país. Ante el repudio de la población, el escepticismo de sus opositores y la presión internacional de sus vecinos, el monarca anunció (21 de abril de 2006) que “devolvía el poder al pueblo”. Fue el principio del fin del reino nepalés: los partidos políticos nombraron al primer ministro, el Rey fue obligado al pago de impuestos, fue privado de sus títulos tales como “encarnación y descendiente de la divinidad hindú Vishnú” y se vio forzado a dejar de ejercer las funciones de Jefe de Estado, sólo conservó la corona[2].
A ese resultado, se llegó después de horas de negociaciones, en las que diplomáticos europeos, americanos e indios hicieron las veces de mediadores. “Quiero expresar mis condolencias a las familias de los muertos y los heridos”, dijo el rey durante su discurso, aceptando las demandas de la calle que pedían una disculpa por los 15 muertos y más de 5.000 heridos provocados por la represión policial de las últimas semanas de insurrección. Gyanendra añadió que había tomado la decisión para “proteger la democracia multipartidista y restaurar la paz”.
El anuncio del rey llegó después de que su oferta de nombrar un primer ministro de la oposición y convocar a elecciones fuera considerada insuficiente. Los siete partidos que dirigieron el levantamiento se persuadieron que el discurso de Gyanendra fue una «victoria del movimiento popular» y se comprometieron a devolver el orden al país con un llamamiento a la calma.
Los poderes del Rey fueron duramente recortados el 18 de mayo de 2006, cuando el Parlamento de Nepal aprobó por unanimidad una moción histórica que lo dejó sin control del Ejército. El rey dejó de ser "comandante supremo del Ejército", el que fue puesto bajo control del Parlamento. También se decidió por entonces que el monarca podría ser llevado ante los tribunales en caso de que "actúe contra la ley", algo impensable de acuerdo con la obsoleta Constitución por la que hasta hace poco tiempo se regía el pueblo nepalí.
Desde junio de 2006 Gyanendra tampoco formó parte del Parlamento y, por tanto, no tuvo derecho de veto sobre las leyes que éste elaboró, con lo cual se trató de evitar hacia el futuro que los legisladores debiesen buscar la aprobación del Rey para sus proyectos y leyes, pues cortaron toda relación entre el monarca y el Poder Legislativo.
En noviembre de 2006 el líder guerrillero Pushpa Kamal Dahal, alias Prachanda (“El temible” o “El Feroz”) y el primer ministro Koirala, firmaron un acuerdo de paz que contempló la incorporación de representantes de la guerrilla al Parlamento y al Gobierno, para un período de transición semestral, previa a las elecciones. Los siete partidos acordaron de antemano la abolición de la monarquía bicentenaria y la fundación de una república. El actual primer ministro es Girija Praisad Koirala, elegido en seis ocasiones para ese cargo y con una trayectoria política de más de 60 años. Desde abril de 2006 también hace las veces de Jefe de Estado provisional.
El 24 de diciembre de 2007 el Parlamento estableció una república federal con democracia multipartidista, como prenda de paz entre el gobierno y los rebeldes maoístas que actuando como guerrilleros desde 1996 dejaron un saldo de 13.000 muertos en enfrentamientos armados. La guerrilla surgió con apenas 100 miembros y fue creciendo hasta contar entre sus filas alrededor de 10.000 efectivos irregulares. Llegaron a controlar la administración de algunos distritos (un tercio del país) y fueron la primera minoría en las elecciones de 2007.
Las causas del crecimiento exponencial de la violencia encuentran su origen en el descontento causado por las paupérrimas condiciones de vida y en la exclusión de grupos étnicos que no pertenecen a la mayoría hindú. Las violaciones de los derechos humanos, la intimidación y el recorte de las libertades han sido la constante de ambos bandos. El Ejército ha sido acusado de homicidios, torturas a presos y detenciones arbitrarias. Los maoístas, por su parte, han asesinado más de 1000 personas bajo la acusación de “enemigos de la revolución”, reclutaban niños-soldado y secuestraban rehenes para cobrar rescate.
El 28 de mayo se puso fin a 240 años de monarquía y se ordenó al rey abandonar el Palacio de Narayanhity en Katmandú, que será convertido en museo. Cuando la Asamblea Constituyente anunció el fin del reinado de Gyanendra, los nepaleses eufóricos y en un ambiente festivo ganaron las calles al grito de “Viva la República” y “Gyanendra ladrón, deja el palacio”. Fue un monarca odiado por el pueblo, que se empeñó en gobernar de modo absolutista, calificado de “medieval” y “arcaico”. Como encarnación de Vishnú el rey tenía naturaleza divina, y su mera presencia imponía reverencia, oración y obediencia ciega. La matanza palaciega fue utilizada por los maoístas para demostrar a los campesinos que la monarquía no tenía naturaleza divina.
Dos semanas después de la abolición de la monarquía, Gyanendra, "rey-dios", deshonrado por el pueblo nepalés y cuya fortuna es valuada(estimada) en centenas de millones de dólares, hace su equipaje. Se ha transformado en un “ciudadano ordinario”[3]. El palacio gigantesco de Narayanhiti, en el corazón de Katmandú, habrá transformado en museo nacional. Según la prensa local, Gyanendra, subido sobre el trono en 2001, reclamó a una guardia acercada a 400 soldados, pero el gobierno le concedió sólo a 75 agentes de seguridad. El antiguo soberano y su esposa, exreina Komal, deberán también renunciar a sus 600 empleados, " secretarios, asistentas, jardineros, cocineros, que se hicieron unos agentes " de la nueva República de Nepal,
Resignado a su destino, el depuesto rey Gyanendra de Nepal abandonó (previo consultar con futurólogos y adivinos, su día más propicios) el 11 de junio por última vez su palacio con techos rosados en forma de pagoda, pero prometió permanecer en el país y trabajar por su pueblo. Gyanendra se retiró del amplio complejo Narayanhiti en el corazón de la capital en una limusina negra, precedida de un furgón policial, pasando junto a miles de curiosos y cientos de policías antidisturbios. Algunas docenas de personas le gritaron a su paso frases como "Gyane, ladrón, vete del país", y aplaudieron y bailando mientras se retiraba (Denyer, 2008).
Tres horas antes, el ex monarca había expresado en una rueda de prensa su deseo de no exiliarse. "Me gustaría vivir en mi madre patria y contribuir de la manera que sea posible al mayor bien de este país y la paz en esta tierra", afirmó. Una asamblea elegida especialmente votó hace dos semanas de manera abrumadora acabar con la monarquía, de 239 años de antigüedad, y ordenó a Gyanendra retirarse de su palacio y dirigirse a una residencia situada en las afueras de la capital. El antiguo soberano podrá, no obstante, continuar con sus negocios, y se cree que tiene una fortuna sustancial en el sector del té, tabaco y casinos. En la conferencia de prensa, el monarca depuesto se mostró tranquilo y sonrió a menudo. Dijo que aceptaba el veredicto de la Asamblea y que ya había entregado la corona decorada con diamantes y rubíes y el cetro ceremonial.
El ex monarca, de 60 años, cuya toma absoluta del poder en 2005 trajo como consecuencia fuertes protestas callejeras y, finalmente, su caída, expresó cierto pesar por sus acciones, pero no efectuó una disculpa formal. "En nombre de los miembros de mi familia y de mí mismo, me gustaría expresar mi pesar si mis acciones, o las de miembros de mi familia, hirieron inadvertidamente a alguien", dijo, ante una multitud de periodistas. La abolición de la monarquía fue una condición clave para el acuerdo de paz firmado en 2006 con los rebeldes maoístas, que se enfrentaron a la dinastía reinante en una guerra civil de una década.
La Familia Real y sus aliados permanecen inquietos, incluso los generales que rodeaban al antiguo monarca. Después de haber usado de su estatuto privilegiado para hacer negocios, esta pequeña aristocracia teme deber rendir cuentas. En previsión de confiscaciones, muchos vendieron sus tierras y sus joyas en estos dos últimos años y han transferido el dinero a cuentas en el exterior.
Después de la publicitada ruptura con mas de dos siglos de monarquía de la familia Shah, los maoístas y los demás partidos de relevancia en la Asamblea Nacional: del Congreso, Comunista de Nepal y Foro de los Derechos del Pueblo Madhesi, se hallan avocados a dar respuesta a las aspiraciones de cada uno de ellos, muchas contradictorias. También se encuentran discutiendo el texto de la futura Constitución del Estado, como asimismo una primera repartición de los roles y funciones en la nueva República. Prachanda aspira a ser primer ministro y los demás líderes minoritarios deberán conformarse con la ceremonial presidencia de la República, la vicepresidencia y la titularidad de la Asamblea Nacional.
De la buena voluntad de los dirigentes maoístas depende hoy, no herir las susceptibilidades de las diversas formaciones y de los electores, tranquilizar la nación y crear confianza en la comunidad internacional[4]. Sin embargo, también existen sobradas razones para dudar que ello ocurra en definitiva (Guillard, 2008b). También queda un aparente minoritario grupo de monárquicos, que sumado a un grupo nacionalista hindú son refractarios a la laicización del Estado y al establecimiento del “nuevo orden republicano”. Algunas bombas que explotaron en Katmandú dan testimonio que los días por venir pueden ser cruentos. No podemos dejar de considerar que existen hoy otras minorías, actualmente no activas como militares, burócratas, empresarios que fueron colocados en la periferia del poder, que persistirán como el fermento que puede dar lugar a manifestaciones y protestas, conforme se vaya revelando la política maoísta.
Se dice que el período de gracia post instauración de la república, será muy breve. Porque la población comenzará a demandar soluciones al nuevo gobierno. Al principio, quizá aún sean dominados por el temor hacia quienes hasta hace dos años eran un atroz grupo guerrillero. Pero, la pauperización es insoportable, y es más fuerte que cualquier temor. La imaginación de los nuevos gobernantes debe propender a una mesurada laicización del Estado, relanzar la economía, modernizar el funcionamiento de la administración pública, crear consensos.
Amnistía Internacional en su Informe 2008 expone que: “Tanto el gobierno como el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) incumplieron en gran medida los compromisos en materia de derechos humanos adquiridos con el Acuerdo General de Paz, firmado en noviembre de 2006. Las elecciones se aplazaron en dos ocasiones. Las medidas destinadas a abordar la impunidad de los autores de violaciones y abusos cometidos en el pasado eran claramente insuficientes. Sectores vulnerables, como las mujeres y las minorías, continuaban corriendo peligro de sufrir abusos contra los derechos humanos” (thereport.amnesty.org).
En la actualidad subsisten en Nepal otros problemas, los desmovilizados maoístas, que junto con sus familias suman más de 25.000 personas y se hallan repartidos en 28 campos supervisados por los observadores de Naciones Unidas ; la población Madhesi (1/3 del total de habitantes del país) que se halla en insurrección y no tolera a los maoístas y que posee planes en Terai (región del sur fronteriza con India, en la cual hubo violentos levantamientos), que podrían derivar en la independencia o en la solicitud de anexión a la Unión India, etc.
Según los informes, decenas de miles de personas continuaban desplazadas internamente a consecuencia del conflicto que finalizó en 2006 y de la continua violencia reinante en el sur. Existía preocupación por la seguridad de las personas retornadas y por la restitución de propiedades de personas desplazadas internamente, sobre todo debido a las amenazas y los ataques de activistas del PCN-Maoísta.
Aproximadamente 106.000 refugiados butaneses continuaban viviendo en campos de Nepal tras haber sido expulsados por la fuerza de Bután a comienzos de la década de 1990. Según los informes, había división entre los refugiados con respecto a las opciones para el reasentamiento voluntario en terceros países, cuyo comienzo estuvo previsto para comienzos de 2008, ya que algunas personas temían que aceptar el reasentamiento pusiera fin a todas las esperanzas de repatriación a Bután. Según informes, en los campos reinaba un creciente sentimiento de frustración, provocado por las preocupaciones con respecto a la seguridad y por la incertidumbre ante la posibilidad de encontrar soluciones duraderas en Nepal. También existen alrededor de 20.000 exiliados tibetanos, que cada día desfilan protestando frente a la Embajada de la República Popular China en Katmandú.
IV.- La misión de Naciones Unidas y las elecciones
El Consejo de Seguridad de la ONU creó la Misión de la ONU en Nepal (UNMIN) con el fin de proporcionar apoyo al proceso de paz y las elecciones. UNMIN ha informado que en los campos permanecen 3.000 niños y jóvenes combatientes. La UNMIN es una misión política especial establecida por el Consejo de Seguridad, para apoyar el proceso de paz en Nepal: en particular, para ayudar en la realización de la Asamblea Constituyente y en la organización de elecciones libres y justas. UNMIN se estableció en respuesta a las peticiones de los Alianza de Gobierno de los Siete Partidos y el Partido Comunista de Nepal (Maoísta), en cartas dirigidas al Secretario General de la ONU de fecha 9 de agosto de 2006 en las que se pidió a la organización internacional que brindase ayuda en la creación de un libre y justo ambiente para la elección de la Asamblea Constituyente y todo el proceso de paz. Las partes firmaron el Acuerdo General de Paz (AGP) el 21 de noviembre de 2006, y UNMIN comenzó oficialmente sus trabajos el 23 de enero de 2007
Para lograr su objetivo, y con base en las peticiones de las partes en el AGP, el mandato de la UNMIN incluye las siguientes tareas:
• supervisar la gestión de armas y personal armado del Ejército de Nepal y de los combatientes maoístas.
• ayudar a las partes a través de un Comité de Coordinación Conjunto de Vigilancia en la aplicación del acuerdo sobre desarme y desactivación de la guerrilla maoísta. Colaborar en el seguimiento de los acuerdos de alto el fuego.
• prestar asistencia técnica a la Comisión Electoral en la planificación, preparación y realización de la elección de una Asamblea Constituyente, mediante un equipo independiente de observadores electorales nombrados por el Secretario General y la presentación de informes de análisis de todos los aspectos técnicos del proceso electoral y la celebración de los comicios.

El Consejo de Seguridad estableció la UNMIN con un período de 12 meses, mandato que expiró en enero de 2008. En diciembre de 2007, tras el segundo aplazamiento de la elección de la Asamblea Constituyente, el Gobierno de Nepal se dirigió por escrito al Consejo de Seguridad solicita a 6 meses de prórroga. El Consejo de Seguridad accedió a esa petición y el 23 de enero de 2008 aprobó por unanimidad una Resolución por la cual se extiende el término de la misión hasta el 22 de julio de este año (http://www.unmin.org.np/?d=about&p=mandate).
Las dos veces aplazadas elecciones para una Asamblea Constituyente, consideradas la piedra angular de la transición política trazada en los doce puntos de entendimiento del 22 de Noviembre de 2005 entre los siete partidos y el PCN (M) y en la AGP, de noviembre de 2006, se celebraron el 10 de abril de 2008 en ordenada y pacífica atmósfera. Ban Ki Moon felicitó a los nepaleses por el desarrollo de la elección y elogió la entusiasta participación en este acontecimiento histórico.
Más del 63 por ciento de los 17,6 millones de nepaleses con derecho a voto participaron en las urnas, con una alta intervención de las mujeres y los jóvenes. La Comisión Electoral sólo repitió los colegios electorales en 106 de un total de 20886 centros de votación. La elección fue la más observada en la historia de Nepal: más de 60.000 fiscalizadores locales y cerca de 800 observadores internacionales fueron desplegados en todo el país. En declaraciones públicas, los principales grupos de observadores internacionales, incluida la Unión Europea, la Red Asiática para Elecciones Libres, el Centro Carter y otros, así como los principales grupos de observadores nacionales coincidieron en que la elección se llevó a cabo de manera relativamente pacífica y que no se denunciaron fraudes ni intimidaciones.
El éxito de la celebración de las elecciones y la amplia aceptación del resultado fue un logro significativo para el proceso de paz y un homenaje a la valentía y voluntad del pueblo nepalés. También demostró el compromiso de sus dirigentes políticos y la profesionalidad y la integridad de la Comisión Electoral (http://www.unmin.org.np/downloads/keydocs/2008-05-16-UNMIN.SG.Report.to.SC.ENG.pdf).
Con la aplicación del 50 por ciento de cuota en relación con los escaños por representación proporcional, las mujeres constituyen el 33 por ciento de los miembros electos. Se trata de un porcentaje mucho más alto que la media mundial del 17,8 por ciento de las mujeres representantes en los órganos electivos. Los candidatos que representan una amplia diversidad de comunidades fueron elegidos de circunscripciones en todo el país en el primer escrutinio después de la elección.
Mediante el establecimiento de las circunscripciones, junto con el requisito de las cuotas para la representación proporcional de asientos, se ha garantizado que obtengan diputados los grupos históricamente marginados de la vida política y social como son los madhesis, janajatis, dalits y las minorías religiosas. La Asamblea Constituyente con 601 miembros es el mayor órgano electo en la historia de Nepal. Aunque, debemos aclarar que los grupos más desfavorecidos, como los dalits, seguirá siendo insuficientemente representados desde el punto de vista proporcional, si bien la considerable sobre-representación histórica de los grupos dominante ha disminuido. De tal modo se dieron cabida a las demandas de estos sectores de la sociedad que reclamaban, incluso con virulencia, el mejoramiento de sus posiciones dentro de los poderes del Estado.
V.- Los principios y fines del maoísmo nepalés
Estos maoístas perpetuaban la tradición de los guerrilleros naxalites, muy activos en los años 1960-1970 en Bengala, y tomaban de buena gana modelo sobre la Senda luminosa peruana. Los movimientos revolucionarios maoístas de la India, les consideraban hasta hace poco como sus hermanos de armas. Los éxitos de esta " guerra del pueblo " en Nepal se explican por la pobreza de las zonas rurales, donde vive la mayoría de la población, la corrupción de las élites políticas y los viejos rencores de las minorías étnicas hacia sus antiguos conquistadores. El relieve montañoso del país contribuyó mucho a eso. El conflicto duró diez años (1996-2006).
Prachanda, se inspiró en la Revolución Cultural China y las teorías, la ideología y la retórica de Mao Zedong. Pero, contrariamente a lo que podría sugerir la marca de fábrica "maoísta", esta no es exclusiva derivación de China. Encuentra su fuente en la India, de la cual el reino hindú nepalés tomó a menudo sus modelos políticos. Los maoístas de Nepal son los herederos de un Partido comunista nacido en 1949 en Calcuta. Como los maoístas indios, son la transformación de la extrema izquierda que no dejó de fragmentarse en el curso de escisiones provocadas por choques externos o internos: cisma sino-soviético o controversias sobre la participación al proceso electoral tanto en India como en Nepal.
En 1996 el maoísmo nepalés se puso en marcha en una "guerra popular" para establecer una república comunista, pero diez años más tarde aceptaron la democracia pluripartidista; su lucha armada dirigida contra el sistema parlamentario, también fue rendida, ya que ahora están trabajando junto con sus antiguos enemigos, los principales partidos, en un provisional legislatura y Asamblea Constituyente y en el gobierno de coalición encabezado por Koirala. Su compromiso con la política pluralista y la sociedad está lejos de ser definitivo, y su futuro dependerá de factores tanto internos como externos. Aunque se han inscrito para una solución pacífica, la transición pluripartidista, siguen perfeccionando planes alternativos para el cambio más revolucionario.
El año 1996 marcó el bautismo de fuego de la rebelión maoísta. Aquel año, un puñado de agitadores radicalizados puso en marcha, en las colinas del centro-oeste del país, una lucha armada inspirándose expresamente en la estrategia militar de Mao que consistió en "cercar las ciudades por los campos". Los insurrectos capitalizaron las desilusiones del pueblo, particularmente en materia social y la experiencia negativa de la monarquía parlamentaria de los años 1990. El grueso de sus tropas fue surtido por las tribus marginadas por su lengua tibéto-birmana y por las de tradición guerrera (magar, tamang), que alimentaron a los contingentes gurkhas del Ejército británico.
La rebelión se extendió en el curso de los años. Se alimentó de la brutalidad de la represión policíaca. En materia de violencia, los maoístas también recurrieron a una coerción que depende a veces del terrorismo. Pero las reformas sociales que esbozan en sus zonas liberadas les valieron la simpatía de una franja de la población.
Desde la matanza del rey Birendra y de la familia real por el príncipe heredero, los maoístas cambiaron de estrategia. Comprendieron que esta masacre inoculó un bacilo mortal al corazón de la institución monárquica, cuya abolición inmediata reclamaron por manifiestamente decadente. Ahora, ¿qué van a hacer los maoístas con su nuevo poder? Al decodificar su trayecto histórico, un rasgo característico debe ser considerado: el maoísmo significa hoy más nacionalismo nostálgico del pasado de grandeza de Nepal, que intérpretes de los clásicos del comunismo. Este tropismo autoriza muchos pactos, como lo sugieren los llamamientos a todos los "patriotas" y un programa económico más bien pragmático (Bobin, 2008) que incluye generación de empleos y de ingresos susceptibles de financiar el desarrollo que prometieron y que excluye taxativamente a las nacionalizaciones.
La estrategia maoísta está conformada por una tensión entre la pureza y el pragmatismo. A pesar de que se adhieren a ciertos principios establecidos desde hace mucho tiempo, están dispuestos a cambio de curso si identifican debilidades estratégicas de sus oponentes. Su enfoque original fue modificado ante el reconocimiento de tres fallas críticas de su plan fundacional: (i) la creencia en que la victoria militar resultaría improbable, (ii) que la oposición internacional no les permitiría gobernar si tomaban el poder por la fuerza, y (iii) que no se pueden soslayar las fallas que causaron el colapso de los regímenes comunistas en los años 90 del siglo anterior.
A pesar de tener una visión autoritaria, los maoístas mantuvieron una cultura de debate dentro de su partido; cuestiones clave han sido amplia y acaloradamente discutidas. A partir de finales de la década de 1990, se han desplazado gradualmente hacia una postura más moderada. Ellos cambiaron las posiciones al reconocer a la democracia como exitosa (a la que previamente habían caracterizado como una "traición"), a abandonar el objetivo inmediato de un estilo “Mao” tradicional y, en noviembre de 2005, mediante la alineación a favor de la democracia pluripartidista.
Los maoístas de la India piensan que sus camaradas de Nepal han traicionado los principios fundamentales y arrojado a la basura las ventajas prácticas que había obtenido a través de su lucha armada. Para los maoístas de Nepal, sin embargo, el balance al final de diez años de "guerra popular" es más complejo. Ellos creen que han obtenido algunas ventajas duraderas, derivadas de su propio aumento espectacular de influencia (con una base de apoyo y la fuerza militar difícilmente imaginable en 1996) para la remodelación de la agenda política nacional (la promoción de causas anteriormente tabúes como el republicanismo y el federalismo).
Sesenta años después de la India, su vecino poderoso, adopta definitivamente los valores laicos e igualitarios, a pesar del peso persistente de las castas. Y es el partido maoísta, sacado vencedor elecciones del 10 de abril de 2008, se encuentra a los encargos para construir " el nuevo Nepal ". Impresionados por la potencia(fuerza) de su organización, los electores se los prefirieron a los partidos políticos tradicionales de izquierda, consideraron ineficaces y cooromper.
Votaron por la fuerza y el poder. En las zonas que controlaba, el partido maoísta ya había comenzado en realidad a reconstruir el país a su modo, volviendo a distribuir las tierras, el sustenante los pobres, emancipando a las mujeres. Con los ojos de los Nepaleses, este partido y sus líderes representaban la sola alternativa seria a la monarquía, identificada al rey caído y sostenida por una minoría sin audiencia efectiva. Reanudan con un cierto nacionalismo. Convirtiéndose en la democracia, ya bien establecida gracias a la Constitución de 1990, los maoístas hicieron un paso considerable
El proceso de paz ha obligado a teóricos y prácticos a replanteamientos. Los dirigentes han tratado de presentar una imagen más moderada, para conseguir el apoyo internacional. Los ministros maoístas debieron cooperar con sus colegas de otros partidos y trabajar con la burocracia. Ideológicamente definen el proceso de paz como una etapa de transición en el que se debe destruir el "antiguo régimen" y reestructurar el Estado. Justifican esto diciendo su aceptación de una burguesa "república democrática" como un necesario peldaño en el camino hacia una verdadera "República Popular". Los dirigentes afirman que pueden crear una nueva forma de "revolución pacífica" que es fiel a sus objetivos comunistas, que refleja además la realidad de la política de Nepal.
Pero los maoístas radicales, amenazan con volver a la insurrección en masa para satisfacer a los tradicionalistas de su propio movimiento que no pueden ser ignorados. Los líderes más caracterizados que han luchado para concebir el nuevo enfoque se resisten a su vez a dar la espalda a ventajas que han obtenido a través de un compromiso. Ellos saben que se enfrentan a la propia oposición interna maoísta, pero creen que pueden mantener la línea, siempre y cuando el proceso de paz no se frustre y se les permita alcanzar algunos de sus objetivos centrales. El gran dilema a descubrir es que los líderes del movimiento maoísta lleguen a hacer entender y cumplir sus órdenes a los militantes de base.
De la capacidad de los antiguos soldados para comprender la moderación súbita de sus dirigentes y de la decisión de renunciar a las extorsiones y otros métodos violentos, a los cuales estuvieron acostumbrados por más de doce años, depende el futuro de Nepal, uno de los países más pobres del planeta.
Del probable comportamiento de los maoístas a medida que el proceso avance, también dependerá el papel de otros actores políticos, así como sus propias decisiones. Si los principales partidos logran mantener el firme compromiso con el proceso de la asamblea constituyente, a los maoístas les resultará difícil ir hacia atrás. Si por el contrario la constituyente resulta bloqueada, los dirigentes maoístas pueden ver derribado su esfuerzo en el control de la rebelión y por tanto caer en la reanudación del conflicto. Si esto llegara a suceder, los maoístas mismos serán los grandes perdedores, junto con todos los partidos democráticos y, más aún, el pueblo de Nepal (IRIS, 2007).
El objetivo medular de la elección de diputados constituyentes fue cumplir con dos exigencias maoístas: escribir una nueva Constitución y poner fin a 240 años de monarquía. Lo que importa ahora, es cómo los maoístas lograrán interpretar la voluntad de los nepaleses. “Si toman su victoria como una aprobación de su política de aniquilación en masa de enemigos de clase, será una catástrofe", dice Yubaraj Ghimire, editor del semanario Newsfront. "Si toman esto como un reconocimiento del pueblo hacia ellos como los agentes claves del cambio, será fácil para los maoístas trabajar y bueno para el país."
Se argumenta entre los nepaleses que los votantes estaban aterrorizados por la amenaza maoísta de vuelta a la guerra en caso de derrota. A pesar de su impresionante victoria, los próximos días podría no serán fáciles para los maoístas. Los analistas dicen, especialmente que ahora han de cumplir las promesas más importantes, incluida la rápida transformación económica. "El pueblo ha dado legitimidad a los maoístas", dice C.K. Lal, un destacado columnista político. "Pero ellos aún tienen que obtener la aceptación. Y recuerde, sólo existe un prefijo que separa la legitimidad y la ilegitimidad." Hablando durante un mitin después de su victoria de una circunscripción en Katmandú, Prachanda prometió que su movimiento continuará trabajando con los otros partidos políticos, para fortalecer las relaciones con la comunidad internacional y asumir la responsabilidad de construir una paz duradera, encomendada por la ciudadanía.
Los maoístas tuvieron un lema electoral: “Hemos visto a todo el mundo gobernar Nepal una y otra vez, permite ver los maoístas' esta vez “. Entre los desafíos inmediatos a los que se enfrentará el maoísmo después de la formación de un gobierno es garantizar un buen suministro de combustible sin hacer la impopular decisión de elevar los precios de los carburantes. Por otra parte, los maoístas han de resolver la actual escasez de energía eléctrica, que dejan sin electricidad a todo Nepal durante ocho horas cada día. Los hogares pobres nepaleses, a menudo gastan en leña entre un 10 y un 15 % del ingreso familiar ((Informe PNUD 2008). Ello, conlleva además la deforestación como secuela de la sobreexplotación de madera para combustible.
Los maoístas, cuyos ministros han servido en el gobierno de coalición, han propuesto un sistema mixto de la política económica: la combinación de socialismo, capitalismo, industrialización, para establecer la reforma agraria y fomentar una mayor inversión extranjera. Prachanda también ha expresado que pretende cálidos vínculos entre China, India y los EE.UU. Este último país ha considerado a los maoístas como un " organización terrorista" a causa de la violencia aplicada durante la guerra civil.
VI.- Consecuencias y efectos de la crisis nepalesa
La dilatada variedad de peligros y deficiencias no se limita al territorio de Nepal, sino que provocan el denominado “efecto vecino” en dos direcciones: 1) El crecimiento deviene más lento en los países que tienen a un vecino frágil (Collier y Chauvet, 2005); 2) Las instituciones débiles de los Estados frágiles, pueden causar un efecto de expansión a sus Estados vecinos (Cliffe: en BM: 2005); e incluso la crisis puede llegar a afectar la seguridad regional y global. El fenómeno nepalés es percibido como una amenaza azarosa para la seguridad y estabilidad de la Región a la cual pertenece, porque irradia sus efectos en los países cercanos.
La realidad de los Estados fallidos[5] (failed states) y débiles (weak states) no es de reciente aparición, pero carecían de significación estratégica[6], hasta los atentados terroristas del 11 de setiembre de 2001[7], cuando cobraron una especial preocupación entre las grandes potencias, los organismos multilaterales y los académicos. En Nepal podemos identificar en los últimos 12 años conflictos tales como la Guerra civil de raigambre étnica, religiosa y política, pero también derivada de conflictos económicos, sociales y culturales, que enfrentó a una fuerza que pretendió disputar el control del poder estatal a quienes lo detentaban. Asimismo, Nepal ha llegado a ser caracterizado como un Estado fallido. Entendemos por tales a los conflictos intraestatales que se suscitan en países donde se observa la falta de un Estado que organice los elementos básicos de la convivencia en sociedad (Herman y Ratner, 1992-1993; Olson, 1993; Rotberg, 2002).
Se trata de situaciones donde existen: violencia prolongada entre facciones; crisis institucional severa que provoca en las instituciones estatales, inhabilidad o desinterés para brindar seguridad física y servicios básicos (justicia, salud, educación) al conjunto de la comunidad; y un cuestionamiento profundo de la legitimidad del Estado. Un Estado fallido se identifica por la pérdida del control monopólico del uso de la fuerza y una deficiente gestión económica. Una de las principales consecuencias de esta clase de conflictos es la elevada proporción de víctimas civiles, el aumento de desplazamientos masivos y forzados de la población, las matanzas en masa de refugiados, catástrofes humanitarias derivadas de epidemias y hambrunas prolongadas.
El Estado nepalés ha sido incompetente para solucionar los inconvenientes inmediatos, lo cual llevó a un aumento en la violencia, padecimiento y destrucción. Las consecuencias del caos producido son las siguientes: a) movimientos descontrolados de población; b) crisis alimentaria; c) colapso económico, que redunda en un incremento repentino en el nivel de desempleo, rompimiento de los canales de distribución (incluyendo alimentos y necesidades básicas) y un alto nivel de incertidumbre social; d) escalada continua de la violencia, el repentino colapso económico, la escasez de productos de consumo general, los movimientos de refugiados, las crisis de salud y la anarquía política incrementan los motivos que condujeron al inicio del conflicto violento.
Todas las partes, en principio se sintieron vulnerables y menos inclinadas al compromiso, prefiriendo en su lugar, la defensa de sus propios intereses. Más tarde, la pretensión absolutista de Gyanendra unió a los opuestos y abandonaron muchas de las antiguas reivindicaciones.
VII.- Conclusiones
Los dos ejércitos que lucharon en la guerra civil permanecen intactos, políticamente independientes y listos para combatir, si el experimento de la República federal y la Asamblea Constituyente fracasasen. La comunidad internacional tiene una importante función de observación electoral y debe escuchar a políticos de Nepal y grupos de la sociedad civil en la evaluación de la credibilidad del proceso que aún no concluyó. Por ello, se exige a las autoridades de la novel República de Nepal:
a) mejorar la seguridad, cesando las intimidaciones;
b) construir consensos con todos los movimientos de protesta e insurrectos, especialmente con el Frente Democrático Madhesi y el Frente Nacional Republicano Federal;
c) respetar el Acuerdo General de Paz, mantener el alto al fuego, proseguir con el desarme y vigilar el cumplimiento del Código de Conducta;
d) establecer un régimen electoral con comicios libres y limpios, educar a la ciudadanía en sus deberes y derechos políticos,
e) penalizar el uso indebido de recursos estatales.
f) aquietar las tensiones separatistas en el límite meridional del país.

La adoración por el derrocado monarca se ha visto reducida a una elite que teme la llegada al poder de los comunistas y al Ejército, tradicionalmente ligado a la monarquía. Una minoritaria parte de la sociedad aún sigue creyendo en la santidad de Gyanendra y sostiene: «Mi rey jamás comete errores».






Cronología

1768 : Prithvi Narayan Shah funda el reino de Nepal
1846 : la dinastía Rana se apodera del poder
1923 : tratado anglo-nepalés confirma la soberanía del Estado de Nepal
1955 : adhesión a Naciones Unidas
1959 : adopción del multipartidismo
1972 : el soberano Birendra sucede a Mahendra
1989 : bloqueo economico de Nepal por la India
1990 : agitación popular ; monarquía constitucional
1991 : 1ras elecciones ; G.P. Koirala Primer Ministro
1996 : debut de la insurrección maoista en zonas rurales (oeste)
2001 : masacre de la familia real ; Gyanendra deviene rey
2002 : el monarca disuelve el Parlamento
2005 feb. : Gyanendra impone la monarquía absoluta
2005 nob. : alianza oposición democrática / guerrilla maoista
2006 : primavera de Katmandu ; restauracion democratica
2006 nov : Acuerdo General de Paz
2007 ene. : instauración de un gobierno y de un Parlamento interinos « mixtos » (partidos politicos y maoistas)
2007 ene: Consejo de Seguridad de la ONU creó la Misión en Nepal (UNMIN)
2008 abr: elección de 601 diputados para la Asamblea Constituyente
2008 may 28: instauración de la república y fin de la monarquía
2008 jun 11: El ex Rey Gyanendra abandona definitivamente el Palacio de Narayanhity














Bibliografía
Amnesty International (2008) Informe 2008 Amnistía Internacional: El estado de los Derechos Humanos en el mundo. Londres: AI.
Bobin, Fréderic (2008) « La longue marche des maoïstes népalais vers le pouvoir » En : Le Monde (Paris) edición del 29 de mayo.
Cliffe, Sarah (2005) El desarrollo es clave para la seguridad. [en línea] http://www.bancomundial.org/temas/fragiles/foro.htm (0/02/2007)
Collier, Paul y Lisa Chauvet (2004) Development Effectiveness in Fragile States: Spillovers and Turnarounds. Oxford: CSAE University of Oxford.
Denyer, Simon (2008) ·El depuesto rey de Nepal abandona su palacio pero promete quedarse en el país” En: El Mundo (Madrid), edición del 12 de junio.
Fund for Peace FfP (2008) Estados Fallidos 2007-2008. Madrid: Fund for Peace - Foreign Policy.
Guillard, Olivier (2008b) « Crépuscule de la monarchie au Népal : la panacée ? » En : IRIS, 29 de mayo de 2008.-
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-------. (2007) « Le Népal, royaume himalayen à la croisée des chemins ». En: IRIS - Actualite Strategique en Asie Num. 5, 27 de enero de 2007 [en línea] http://www.iris-france.org/docs/pdf/actu_asie/2007-01-24.pdf.
Helman, Gerald y Steven Ratner (1992/1993) “Saving Failed States” En: Foreign Policy, No 89, Winter 1992/93, pp. 3-30.
IRIS (2007) Katmandú / Bruselas, 18 de mayo de 2007 Maoístas de Nepal: sus objetivos, estructura y estrategia Asia Informe N ° 104
Levin, Victoria y David Dollar (2005) The Forgotten States: Aid volumes and volatility in difficult partnership countries -1992/2002- Washington D.C.: World Bank
Olson, William J. (1993) “The New World Disorder: Governability and Development," En: Max G. Manwaring (ed) Gray Area Phenomena: Confronting the New World Disorder. Boulder (CO): Westview Press.
PNUD (2008) Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 “La Lucha contra el Cambio Climático: Solidaridad frente a un Mundo Dividido” Madrid: Mundi-Prensa Libros
Prakash, Pierre (2008) « Les élites népalaises bousculées par le nouveau pouvoir » En : Libération (París), edición del 10 de mayo.
Rotberg, Robert (2004) When States Fail: Causes and Consequences. Princeton: Princeton University Press.
Toffin, Gerard (2008) « Népal, du royaume à la république mao » En : Libération (Paris), edición del 10 de junio.


[1] Más fuerte aún, es el sentimiento de rechazo al ex heredero de la corona, Paras, conocido por su soberbia, extravagancia e impunidad, como en el homicidio de un popular cantante a quien atropelló con su automóvil en Katmandú y dejó abandonado en la vía pública. Paras es llamado popularmente “El hooligan dorado”.
[2] La familia real Shah, al que las autoridades ha destituido, había conquistado militarmente un país multiétnico en el siglo XVIII. La dinastía había tejido lazos profundos, religiosos y afectivos, a través del reino. El rey, de religión hindú, formaba parte del panteón: según una concepción antigua, una gran parte de los nepaleses veía en él una forma del dios Vishnou. Encarnaba el país, su unidad y aseguraba la prosperidad (Toffin, 2008).
[3] Los maoístas desde que se asimilaron a la vida política institucional, son menos virulentos. Consiguieron el fin del régimen monárquico, pero ya no reclaman que el ex rey parta al exilio ni tampoco que sea decapitado (Prakash, 2008)
[4] En especial en India, donde el primer ministro Manmohan Singh ha calificado a la los maoístas nepaleses como la amenaza número uno para su país
[5] Término utilizado en contraposición a “Estados consolidados”, es decir en los cuales el control sobre el territorio y la población está altamente afianzado; las instituciones del gobierno relacionadas con el suministro de servicios básicos tales como seguridad, ley, orden y justicia son funcionales y efectivas; el poder coercitivo del Estado es suficiente para repeler las amenazas a su autoridad; hay un amplio consenso dentro de la comunidad política con respecto al significado y propósito del Estado; la autoridad y la fuerza ejercida en nombre de éste es considerada como legítima; y la sociedad civil cumple un papel significativo en la función de gobernar.
[6] Levin y Dollar (2005) señalan que hasta fines del 2001 eran considerados como Estados olvidados (forgotten states).
[7] Los hechos criminales del 11-S marcaron en forma siniestra y simbólica, el fin de la Posguerra Fría; un intervalo de apenas una década (1989-2001) entre la dilatada Guerra Fría (1947-1990) y una nueva estructura internacional que se va desplegando de manera compleja y contradictoria (Barrios, 2006).

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